Do the Indonesian count? Calculating the number of Indonesian victims during the Dutch-Indonesian decolonization War, 1945-1949, de Christiaan Harinck, Nico van Horn y Bart Luttikus apareció originalmente en Imperial & Global Forum (Agosto 14, 2017). Agradecemos a su editor por permitirnos la traducción del ensayo.
Siete décadas después, la guerra de descolonización de Indonesia no ocupa el lugar que debería en la memoria pública holandesa. La ausencia de víctimas indonesias en la memoria holandesa hace de esto algo dolorosamente obvio: hasta el día de hoy, no ha habido ningún intento por calcular cuántos indonesios murieron en dicho conflicto. Christiaan Harinck, Nico van Horn, y Bart Luttikhuis brindan un primer intento, con una cifra de 97,421 indonesios muertos según fuentes militares holandesas, posiblemente un número mínimo antes que un estimado concluyente sobre el número real de muertos.
La guerra de descolonización de Indonesia (1945-1949) ha vuelto a ingresar en el debate público holandés en años recientes. Por muchos años, la guerra había ocupado un lugar pequeño en la memoria pública de Holanda, aún cuando se trató de una de las operaciones militares más grandes en las que participó el país. Pero frente a una serie de exitosos casos judiciales, en los que un grupo de víctimas indonesias (ayudadas por activistas holandeses) han obligado al estado holandés a otorgarles una compensación, los medios holandeses y los politicos han comenzado a hablar nuevamente sobre esta guerra. Ello ha culminado (por el momento) en el anuncio de un ambicioso proyecto financiado por el gobierno. La guerra en Indonesia ha comenzado a hacerse más frecuente en la cultura popular holandesa, con la novela Tolk van Java de Alfred Birney, la cual ha recibido el prestigioso premio Libris, así como el anuncio de una película de acción dirigida por el popular director Jim Taihuttu, que tendrá como escenario la brutal campaña de contrainsurgencia en Sur Sulawesi.
En medio de este renovado interés por la guerra en Indonesia, el foco principal ha sido el alcance cometido por las fuerzas holandesas en atrocidades contra civiles y combatientes indonesios. Dichas atrocidades, tales como ejecuciones sumarias, tortura, incendios masivos, etc., constituyeron prácticas del ejército holandés y se encuentran bien documentadas. De manera sorpresiva, pese a toda la atención prestada a las atrocidades holandesas, las víctimas indonesias permanecen escondidas. La historiografía holandeas, así como la memoria pública holandesa, continúan gozando una visión prioritariamente europea de la guerra en Indonesia. Más que antes, los capítulos oscuros de la historia holandesa pueden ser ahora discutidos. No obstante, el debate público sigue siendo de puertas adentro. El principal interés está centrado en “nuestras” atrocidades, en “nuestra” culpa y lo que “nosotros” debemos hacer ahora acerca de ello. Mientras los otros, los indonesios, no son más que extras en esta obra de la historia holandesa, carecen de rostro y de una agencia histórica autónoma. Nada es más obvio en esta ausencia de rosotros indonesios que en la ausencia de víctimas indonesias en la cultura de la memoria holandesa. Ni siquiera contamos con un número confiable de víctimas causadas por la guerra de descolonización. Hasta ahora.
Siete décadas después, no contamos aún con un número confiable de las víctimas indonesias en la guerra. Pero sí sabemos con detalle cuántos militares holandeses fallecieron: 4,751 soldados tanto del ejército metropolitano como del colonial (aproximadamente la mitad falleció por causas relacionadas con la guerra y la otra mitad por accidentes o enfermedades). Las víctimas civiles holandeses fallecidos (incluyendo euroasiáticos) son más difíciles de establecer, con un estimado que va entre 5 mil a 30 mil, pero al menos existe una vibrante discusión en torno a estas cifras. Hasta el día de hoy no existe –ni en los Países Bajos ni en Indonesia- un intento serio para calcular el número de bajas indonesias. Los historiadores profesionales holandeses comparten esta responsabilidad por no incluir a los indonesios en nuestras narrativas de guerra.
El origen de la cifra de las 100,000 víctimas
Mientras, la ausencia de investigación confiable sobre el número de víctimas indonesias no ha evitado que se lleguen a estimados generales. Muchos historiadores se han visto urgidos de manejar alguna cifra, para al menos brindar a sus lectores una aproximación a la escala de la guerra. El número que se ha vuelto canónico para este propósito es el de 100,000 bajas holandesas. Pero este número es completamente falso, sin fuentes confiables que puedan sostenerlo.
El origen de los ‘100,000’ puede rastrearse en un pie de página del volumen 12 de la monumental historia oficial de Holanda en la Segunda Guerra Mundial, Het Koninkrijk der Nederlanden in de Tweede Wereldoorlog (1988), escrita por el historiador e intelectual público Loe de Jong. Él escribió: “En Indonesia se ha establecido que las fuerzas republicanas perdieron un total estimado de cien mil hombres entre los años 45-49. Los historiadores militares holandeses consideran este número como confiable”. De Jong no cita ninguna fuente, como tampoco menciona ningún historiador indonesio u holandés que haya consultado.
Pero “100,000” comenzó a ganar espacio cuando, muchos años atrás, fue incluido en la página web del Instituto de Guerra, Holocausto y Estudios del Genocidio (esta web ha sido desde entonces actualizada para reflejar la naturaleza preliminar de la cifra). Muchos autores, al tratar de obtener una cifra rápida de las víctimas terminaron por utilizar dicho número. Y puesto que el número de De Jong fue replicado en el trabajo de otros, su afirmación de que los “historiadores” encontraban dicho número “confiable” se convirtió en una profecía auto-cumplida.
Curiosamente, varios autores manifestaron su desacuerdo respecto si las ‘100,000’ muertes se referían solo a los indonesios muertos por la violencia militar holandesa o si también incluía las víctimas de los conflictos indonesios. Los años de descolonización presenciaron un amplio rango de enfrentamientos entre diversos grupos indonesios: comunistas, islamistas, nacionalistas, regionalistas, etc. El cálculo original de De Jong parece referirse tan solo a aquellas víctimas de la violencia provocada por los holandeses, pero otros historiadores (por ejemplo, Remco Raben y Gert Oostindie) han sugerido que las bajas provocadas por conflictos entre los mismos indonesios deben ser incluidas en esos 100,000.
Algunos historiadores, sin embargo, han ido en contra de dicha cifra. Algunos han optado de manera muy astuta por no indicar ningún número de víctimas. Otros han señalado de manera insistente que ‘100,000’ es una ‘suposición atrevida’ (Gert Oostindie’) o una ‘aproximación gruesa’ (Rémy Limpach). El historiador económico Pierre van der Eng alguna vez calculó la brecha demográfica para Indonesia en la década de los años 1940 en 2.4 millones: un signo no solo de la violencia de la guerra mundial y la descolonización sino también de la hambruna y crisis generalizada que provocó un número significativo de muertos. El historiador australiano Adrian Vickers hizo una revisión principalmente de historiografía indonesia y llegó a un estimado de 45,000-100,000 bajas militares más 25,000-100,000 víctimas civiles para el periodo 1945-1949.
Los materiales disponibles en Holanda, si bien llenos de la carga misma del tema, nos permiten llegar a cifras más confiables que el estimado propuesto por Loe de Jong. Las fuentes más completas y consistentes de los archivos holandeses son los informes de operaciones militares. Los comandantes de campo eran obligados a llenar de manera muy detallada el número de ‘bajas enemigas’ (muertos, heridos, efectivos capturados). Estos números fueron acumulados por el alto mando, y reunidos a su vez en ‘informes regionales’ por los Cuarteles Personal General (CPG). Con excepción de unos primeros meses caóticos (setiembre-diciembre 1945), los informes del CPG fueron producidos a lo largo del conflicto y han sido conservados hasta el día de hoy.
El único historiador que había hecho uso de estos informes fue Petra Groen. En su libro Marsroutes en Dwaalsporen (Marching Routes and Stray Paths, 1992), ella utilizó estos reportes para calcular el número de muertos en Java y Sumatra entre el 1 de enero y el 10 de agosto de 1949. Para solo aquellos nueve meses, ella llegó a un estimado de 46,818 víctimas indonesias. Desde entonces, nadie ha sentido la necesidad de continuar con el trabajo de Groen para el periodo inicial de la guerra, aún cuando los reportes se encontraban a disposición de quien hubiese deseado estudiar la guerra durante las últimas décadas.
97,421 bajas indonesias: un estimado conservador
Pero en los últimos meses hemos hecho precisamente eso. El número total de bajas indonesias entre 1945-9, según fue reportado en los informes militares holandeses, asciende a 97,421. Pese a que los militares registraron todas estas bajas como “enemigas”, no es del todo claro cuántas de estas fueron en realidad combatientes y cuántas civiles. (Un cuadro completo de los números disponibles, subdivididos en regiones y periodos, puede ser obtenido en la web de KITLV).
La cifra de 97,421 indonesios muertos se acerca mucho a la proporcionada por Loe de Jong. ¿Significa aquello que De Jong estaba en lo cierto?
Sí y no. El estimado de 100,000 parece ser correcto en cuanto a la magnitud de las víctimas. Pero hay muchas razones que nos llevan a sospechar que la cifra de 97,241 que proviene de los informes militares holandeses es una cifra hacia la baja respecto del número real de muertos, antes que un estimado preciso en sí.
Primero, las muchas capas de burocracia militar suelen causar inexactitudes. Los números enviados como estimados a la baja no solían llegar al escalafón más alto de la jerarquía militar y a tiempo para ser incluidos en los reportes semanales. Como consecuencia de ello, nuestras tablas muestran un notable número de vacíos, en donde ciertas regiones no reportaban ningún tipo de baja por varias semanas consecutives, aún cuando sabemos que se produjeron enfrentamientos militares en dichas zonas. Un ejemplo: sabemos por reportes de bajo rango que el pueblo de Tanjung Balai (Sumatra del Norte) fue capturado por fuerzas holandesas el 4 de agosto de 1947, con un costo de 300 vidas indonesias. Pero en esa misma semana, el cuartel general no realizó ningún reporte de aquella region. Un patrón similar aparece en otros casos. En total, cuando los números del CPG son incorrectos, estos apuntan directamente hacia una ausencia de información antes que a un sobreestimado de las bajas.
En segundo lugar, los resúmenes de las operaciones militares solo incluyen los informes enviados por el ejército regular, y no incluyen ninguna “baja enemiga” que pudiese haber sido causada por unidades policiales, auxiliares u organizaciones paramilitares, ¡y hubieron muchas de estas unidades operando activamente durante la guerra de descolonización en Indonesia! Por ejemplo, el historiador Willem IJzereef concluía hacia 1980 que la brutal campaña de contrainsurgencia en Sur-Sulawesi a inicios de 1947 pudo haber causado la muerte de 6,500 indonesios. Los números del CPG solo reportan 3,256. La diferencia entre ambas cifras se debe a que muchas de las fuerzas auxiliaries que se encontraban activas en aquella region no fueron incluidas en los consiguientes reportes acumulativos.
La razón final por la cual consideramos que 97,421 es un estimado conservador proviene de la naturaleza de cómo se contaban las bajas enemigas. Los comandantes de campo fueron instruidos de manera explícita de solo reporter aquellas bajas enemigas que habían sido contadas, y dejar fuera cualquier estimado de bajas enemigas adicionales. Aún cuando no todos los comandantes de campo hubiesen seguido dicha directiva al pie de la letra, parece que la mayoría sí lo hizo. De ahí que las diferencias entre las bajas enemigas contadas y las estimadas pueden ser significantes. Los altos números de bajas causadas por fuego de artillería y otras formas de ataque de largo alcance no fueron registrados en su mayoría: aquellas muertes ocurridas a una distancia considerable de las posiciones y que por lo tanto no podían ser contadas. El 19 de octubre de 1947, una operación de barrido fue ejecutada por fuerzas holandesas en y alrededor de Karanganyar (Java central). La operación comenzó con artillería intensiva. Al concluirse, se contó un total de 124 enemigos muertos, pero “no se incluyó las bajas causadas por fuego de artillería”. El comandante de campo explicó que posiblemente la artillería había causado otras ±500 víctimas, pero que no había sido posible confirmarlas por medio de un conteo. Si visitan la ciudad de Karanganyar el día de hoy, un monumento conmemora dicho ataque y a las 784 víctimas, aunque no es del todo claro saber de dónde proviene dicha cifra. Así, los números no son claros, pero considerables. Pero CPG solo incluyó a 124 de las víctimas.
En líneas generales, entonces, hay buenas razones para asumir que nuestro conteo representa un estimado a la baja. No obstante, debemos también considerar que en algunos casos los números enviados en los reportes fueron artificialmente inflados. Los comandantes de campo podían sentirse tentados a exagerar el ‘conteo de cuerpos’, como si este número puede ser una métrica transparente de ‘éxito’ militar: una alta cantidad de bajas enemigas es un indicador para tus superiores de que estás tomando tu trabajo en serio. No podemos señalar de manera definitiva que esto ocurrió en Indonesia. Parece improbable, no obstante, que haya ocurrido de manera generalizada. A diferencia del ejército norteamericano en Vietnam, el alto mando del ejército holandés nunca presentó el conteo de bajas a sus comandantes de campo como una muestra de éxito. Al contrario, la alta jerarquía con frecuencia aconsejó a sus subordinados que brindasen reportes precisos.
Los holandeses deben confrontar el violento pasado imperial en Indonesia
Nuestro nuevo conteo de 97,421 bajas indonesias (tanto civiles como combatientes) debe ser visto entonces como un primer paso. Algo importante es que estos números no incluyen las víctimas que se produjeron como consecuencia de conflictos internos entre facciones indonesias. El estimado se limita a las víctimas de la violencia militar holandesa. Los números de los cuadros que presentamos pueden ser complementados y ajustados sobre la base de conteos más refinados a nivel regional y temporal. Eso requerirá investigación más detallada.
Los Países Bajos suelen presentarse a sí mismos como un líder internacional en los derechos humanos. La inspiración para dicho título suele ser tomada de las “lecciones” de la Segunda Guerra Mundial. Pero si los Países Bajos quieren en verdad tener legitimidad como líderes, deben asimismo confrontar sus propios errores históricos. Las víctimas de las acciones militares holandesas en Indonesia son parte de dicha historia. El tiempo y esfuerzo de contar y de investigación debe ser invertido en ambos lados de la guerra de descolonización. Además, dichos esfuerzos son necesarios si los Países Bajos desean darle a su propia historia de colonización, imperialismo y descolonización un lugar apropiado dentro de su propia conciencia colectiva histórica. Los indonesios no fueron solo extras en el escenario de la historia holandesa. Ellos tuvieron un rol central en la misma.