Estudiar Historia en el extranjero (I): Dónde hacer el posgrado


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Una de las decisiones más difíciles que uno debe hacer en determinado momento de su carrera profesional es la de decidir continuar estudios de posgrado dentro o fuera del país. No es una decisión fácil, e involucra muchos aspectos adicionales, desde el académico hasta el personal, familiar y hasta sentimental. Los medios que uno dispone para conocer mejor los posibles destinos (países, ciudades, universidades) suelen ser limitados y en ocasiones se encuentran rodeados de información confusa que poco ayuda a tener una imagen real de lo que uno necesita.

Con el propósito de brindar información de primera mano sobre lo que significa estudiar fuera, he preparado dos posts. El primero, que va a continuación, recoge los testimonios de cinco colegas que están haciendo estudios (o los terminaron hace poco) en el extranjero. Ellos cuentan las razones por las cuales eligieron los países y las universidades a donde viajaron, con información relevante para quienes estén aun en la disyuntiva. En el mapa de arriba pueden conocer más sobre cada comentarista y las universidades donde estudiaron cada uno de ellos/as. También pueden contactarlos/las por si desean más información.

Elizabeth Hernández García

La experiencia de estudiar un postgrado en España tiene muchísimas ventajas para alguien que se dedica a la investigación histórica. En primer lugar, existe un abanico de posibilidades de estudios en distintas universidades: maestrías y doctorados que inciden en temas de América y, aún más, que se fijan en las efemérides por celebrar en un futuro, para encaminar a los estudiantes en líneas de investigación de interés y de actualidad. Por ejemplo, el tema de los bicentenarios de las independencias americanas lleva en España más de dos lustros de proyección. Además de estudios de postgrado, seminarios de actualización, coloquios, simposios y congresos sobre temas americanistas abundan todo el año en las universidades e instituciones superiores españolas. Ello brinda una constante circulación de conocimientos y la relación con historiadores que, dentro y fuera de España, tienen una gran trayectoria en temas de América.

La segunda ventaja tiene que ver con el acceso a la prolífica producción bibliográfica de los americanistas españoles, una historiografía muy importante por la dedicación que se le ha dado a la América Hispana desde siempre. Con sus claroscuros, esta historiografía merece una gran atención, y la estancia en España constituye el mejor medio de profundizar en ella, habida cuenta de la inaccesibilidad que para muchos desde América nos representa el costo de libros publicados en este país. Además, aquí es mucho más sencillo también conseguir las traducciones de libros en otras lenguas, sobre todo los que vienen de la historiografía inglesa, sin la cual tampoco es posible hacer una investigación histórica seria.

Mucho más importante que todo lo anterior, se encuentra el hecho de poder acceder en España a los fondos documentales de primer orden para un americanista: el Archivo de Indias de Sevilla, el Archivo de Simancas y el Archivo Histórico Nacional de Madrid. Son estos los repositorios más importantes, sin embargo no son los únicos, lo que puede descubrirse dependiendo del tema y de lo corto o prolongado de la estancia allí. No obstante, esta documentación tiene necesariamente que cotejarse con la que se halle en los archivos americanos.

 

Álex Loayza

Ingresé a estudiar en el doctorado en historia del Colegio de México (Colmex) en el 2007, siguiendo los pasos de algunos amigos de la Universidad San Marcos. ¿Qué ventajas tiene seguir estudios de posgrado en México? Son varias. En primer lugar, las becas. El gobierno mexicano ofrece a los extranjeros por medio del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) y la Secretaria de Relaciones Exteriores becas que permiten la dedicación exclusiva al programa de postgrado elegido. De otra parte, hay una interesante oferta de instituciones de educación superior como la Universidad Nacional Autónoma de México, el Colegio de Michoacán, el Instituto Mora, entre otras, donde la investigación social es prioritaria y la historia tiene un lugar importante (hecho que resalto porque en el Perú ello no es común). Además, la ciudad de México tiene muchos atractivos y una oferta cultural interesante, variada y, sobre todo, no muy cara: museos, la cineteca nacional, conciertos de música, conferencias y seminarios, ferias de libro, librerías de viejo, etc.

Respecto al doctorado en historia del Colmex, este es interesante por varios motivos. Tiene una plana docente diversa en cuanto a perspectivas de investigación: desde la historia económica a la historia cultural. Asimismo, la presencia de investigadores invitados a dar conferencias o seminarios, los eventos académicos internacionales y los seminarios permanentes crean un ambiente académico muy activo. Otro punto a favor es su proyección latinoamericana: no solo hay profesores extranjeros sino también estudiantes. Ello permite no solo tener una visión amplia en nuestra formación académica y personal sino también permite crear amistades y vínculos académicos. Por último, pero no menos importante, la infraestructura y servicios del Colmex son de primera y se dirigen a dar todas las facilidades al estudiante e investigador.

 

Elizabeth Montañez Sanabria

Al terminar los estudios de pregrado uno descubre el amplio abanico de posibilidades sobre dónde hacer un doctorado. Entre tantas opciones decidí estudiar en los EE.UU. por tres motivos principales. Primero, por la calidad de la producción historiográfica americana, que en los últimos años nos han hecho pensar -y repensar- sobre temas tan diversos y complejos como estado, memoria, o medio ambiente. Al enmarcarse en discusiones teóricas, los debates historiográficos en la academia norteamericana son enriquecedores en tanto nos ayudan a pensar de forma comparativa e interdisciplinaria. Segundo, por el plan de estudios y la plana docente. Durante los primeros dos años del doctorado se lleva seminarios y no solo en el campo de especialización, lo cual permite tener una visión más amplia de lo que se produce y discute en otros ámbitos. Las opciones son sumamente amplias pasando por lo geográfico, temporal y temático. En mi caso, escogí estudiar en UC Davis por tener un sólido departamento de historia latinoamericana y a uno de los más renombrados andinistas en los EE.UU. (un lujo teniendo en cuenta que dentro la academia norteamericana la mayoría de departamentos se centran en México, Brasil y el Caribe).

Tercero, y no menos importante, es la ayuda financiera que un significativo número de universidades norteamericanas ofrece a sus estudiantes de postgrado. Tengo la suerte de contar con una beca de mi universidad que me exonera del pago de los derechos académicos, permitiéndome estudiar a tiempo completo. Además, las universidades norteamericanas ofrecen la oportunidad de trabajar como asistente de docencia, e incluso como instructor, con lo cual las posibilidades de insertarse en el job market –que es receptivo a los extranjeros que hacen sus estudios en el país– se acrecientan.

El balance perfecto entre calidad académica y apoyo financiero es sin duda, razones más que suficientes para hacer de los EE.UU. un destino atractivo para muchos jóvenes egresados peruanos que piensan en seguir un doctorado en el extranjero.

 

Daniel Morán

El inicio reciente del doctorado en Historia en la Universidad de Buenos Aires, en mi caso particular, tuvo un antecedente importante en mis estudios en la Maestría en Historia que realicé en la Universidad Nacional de San Martín en Argentina el 2009-2010, gracias a la beca para estudiantes latinoamericanos Roberto Carri otorgada por el Ministerio de Educación de aquel país. Esto es importante porque con aquella beca pude conocer y participar del mundo historiográfico y académico de Argentina, compartir experiencias, congresos y publicaciones, establecer relaciones académicas y amistades importantes.

Después de obtener la residencia allí, pude concursar a una beca doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), el cual financia actualmente mis estudios por un período de tres años y se renueva por otro de dos años más para culminar la redacción de la tesis doctoral. En Argentina se puede participar además de proyectos de investigación relacionados a tus estudios de doctorado como el que vengo desarrollando sobre los conceptos políticos en el Río de la Plata bajo la dirección de Noemí Goldman y Fabio Wasserman en el Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani de la UBA. La beca del CONICET y el proyecto de investigación ayudan a solventar nuestras intervenciones en congresos y eventos académicos de la especialidad y a poder adquirir libros, revistas y materiales necesarios en nuestra carrera.

El ambiente en que se desenvuelven los estudios de maestría y doctorado en Argentina resulta para un estudiante latinoamericano gratificante y aleccionador. Se cuenta con docentes altamente calificados, con publicaciones de libros y artículos, y que constantemente se actualizan. Las ofertas académicas de postgrado son variadas y cubren una diversas de temáticas. Los congresos son también una tribuna de grandes aprendizajes y una red amplia de comunicar nuestras propias experiencias de investigación.

 

Mili Valdivia

Tuve la oportunidad de estudiar el semestre pasado en la Universidad Católica de Chile. El período coincidió con los inicios de la lucha por la educación que emprenden nuestros compañeros sureños. Mi experiencia en la UC fue mucho más de lo que pude haber esperado. Esta es considerada, junto con la Universidad de Chile, de las mejores del país. Tomé casi todos mis “ramos”, como les dicen allá, en el campus San Joaquín, más conocido como “San Joaco” entre los estudiantes. La universidad cuenta con otros 3 campus en Santiago: la Casa Central, Lo Contador y Oriente. Todos ellos cuentan con modernas bibliotecas, que también son muy cómodas para el estudio y brindan un sinnúmero de facilidades para el préstamo de libros.

Dada la cantidad de alumnos en el Instituto de Historia, alrededor de 300, existe también una gran variedad de cursos de donde se puede escoger. Me interesaron sobre todo los temas de las monografías y los seminarios, que iban desde la vestimenta en la Edad Media hasta la memoria. Pude notar el desarrollo de la historiografía en temas contemporáneos, y no solo de Chile, sino mundiales. Llevé un curso sobre Historia del siglo XX europeo, y otro de Temas de Historia Contemporánea, ambos muy interesantes.

Creo que en este punto es clara la diferencia con la historiografía peruana. Mi ramo favorito fue el de Historia de Chile y América en el siglo XX, aunque también me gustó el de Historia de la Salud de Chile en el siglo XIX. Este último es el campo de mi interés, pero no se encuentra del todo desarrollado en el país sureño. Creo que Chile se presenta como una buena opción para los interesados en historia contemporánea. Además, se tratan bastantes temas de historia social y cultural.

 

Créditos: Las fotos que acompañan los testimonios proceden de los perfiles de facebook de los autores.

Published by José Ragas

Soy Ph.D. en Historia por la Universidad de California, Davis. Actualmente me desempeño como Profesor Asistente en el Instituto de Historia de la Universidad Católica de Chile. Anteriormente he sido Mellon Postdoctoral Fellow en el Departament of Science & Technology Studies en Cornell University y Lecturer en el Program in the History of Science and History of Medicine en Yale University. Correo de contacto: jose.ragas(at)uc.cl Para conocer más sobre mis investigaciones, pueden visitar mi perfil o visitar mi website personal: joseragas.com.

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