La batalla por el 9/11

El noveno aniversario de los ataques a Estados Unidos por Al Qaeda encuentra al país es una posición muy difícil respecto de cómo procesar este episodio. En los últimos meses el escenario político se ha convulsionado por una campaña emprendida por la derecha norteamericana, que ha buscado anular cualquier posibilidad de entendimiento de EEUU como un país multicultural, cerrando incluso la posibilidad de que el espacio donde antes se hallaban las Torres Gemelas, el Ground Zero, pueda ser un área donde los musulmanes puedan establecer una mezquita. La generalización y la estigmatización hacia todo un grupo y un credo, en este caso los musulmanes y el Islam, parecen ser las estrategias de un sector ultra conservador que busca reconocerse solo como blanco y cristiano, y que le gustaría ver al país libre de inmigrantes y personas ajenas a la ortodoxia y la supuesta moral que esta predica.

Ni siquiera el anuncio del retiro de las tropas de combate de la zona en conflicto parece haber calmado los ánimos.

Para complicar las cosas, el pastor Terry Jones ha promovido una campaña para quemar públicamente el Corán este 11 de setiembre, lo cual puso en alerta a las fuerzas de seguridad norteamericanas en la zona de guerra. Pese a que tras mucha insistencia el pastor ha decidido posponer (no retirar) su propuesta, eso no ha impedido que una persona muera en Afganistán al protestar en contra de la quema del libro sagrado musulmán, mientras los informes de otras partes de esa área señalan un incremento en la agitación, lo que podría provocar más víctimas.

Por lo visto, la reconciliación es un proceso que se ha alejado del horizonte y por el cual muchos norteamericanos siguen apostando, pese a las dificultades que están encontrando.

Para comprender mejor el contexto en el que se desarrollará este aniversario, he traducido el artículo aparecido en Spiegel hace unos días: “Terror Anniversary Becomes American Day of Hate”
 

El Aniversario del Terror se convierte en el Día del Odio

El 11 de setiembre solía ser un día en el que los norteamericanos se unían. La política partidaria cedía el paso a la reconciliación. Desde el espacio que los musulmanes planean dedicar a rezar las plegarias en el Ground Zero hasta la quema del Corán y cierta reunión anunciada en Alaska, el aniversario del ataque terrorista amenaza convertir el 9/11 en un día de odio.

La carta abierta nació como un simple deseo de conmemorar la fecha. Las firmas en la carta incluían al padre de Jonathan Ielpi, un bombero que murió en medio de las ruinas del World Trade Center ese 11 de setiembre de 2001; la cuñada de Myra Aronson, quien se encontraba en el vuelo 11 de American Airlines cuando este fue secuestrado en su ruta de Boston a Los Angeles y se estrelló en la Torre Norte; y Mary Ellen Salamone, esposa de John Salamone, quien estaba trabajando en el piso 104 de la Torre Norte en el momento del ataque terrorista.

Junto con otros deudos, ellos escribieron: “Promover manifestaciones y movilizaciones de cualquier marcha el 11 de setiembre sería inapropiada e irrespetuoso para quienes vemos el 9/11 como un día que está fuera del ámbito de la política”.                                             

La carta fue dirigida a los activistas que quieren utilizar este 11 de setiembre para protestar contra la planeada construcción de una mezquita, en realidad un centro cultural con un espacio para rezar, cercana al Ground Zero.

La carta no tuvo mucho efecto en quienes planean marchar contra la mezquita. “Necesitamos estar este 11 de setiembre en Ground Zero, ahora más que nunca”, insisten, seguros de que eligiendo esa fecha para protestar es una buena forma de asegurarse titulares.                              

Los que se oponen a ellos han anunciado que defenderán la construcción del centro cultural de la misma manera (ellos también conocen las ventajas de protestar en el aniversario de los ataques). Las familias de las víctimas también les han escrito a ellos para pedirles que se abstengan de realizar cualquier acto público.
 

Un día de lucha

Este tira y afloja lo ha vuelto evidente: el día de recuerdo se ha convertido en un día de lucha y un escenario para batallas políticas. No solo en Nueva York, sino a lo largo de todo el país.

En el extremo sur de la ciudad, Terry Jones, pastor del Dove World Outreach Center, una pequeña congregación evangélica en Gainsville, Florida, planea quemar copias del Corán el sábado, sobre una pira que arderá desde las 6 de la tarde hasta las 9 de la noche, durante el horario estelar de la TV.

El general David Petraeus, comandante de las tropas de la OTAN en Afganistán, ha pedido al pastor que se abstenga, por temor a la reacción que puede desencadenar entre los musulmanes. Patraeus dice que las tropas norteamericanas pueden salir perjudicadas como consecuencia de esto. Jones, sin embargo, aun no desiste, mientras afirma que el Corán es obra del diablo.

Mientras, en el lejano noroeste, en Alaska, la ex candidata a la vicepresidencia Sarah Palin y el activista de TV de derecha Glenn Beck están planeando un evento de gran alcance para este 11 de setiembre. Ellos quieren reunirse en un salón en Anchorage para celebrar a Estados Unidos, precisamente el día de los ataques.
 

Tonos desagradables

Las entradas preferenciales para el evento están por encima de los U$100 (€78), pero promete ser un buen espectáculo. Quizás Beck aproveche la oportunidad para reiterar sus dudas sobre si Barack Obama es un buen cristiano, especulando en la interpretación antojadiza de que el Presidente es en realidad musulmán. Veinte por ciento de norteamericanos han aceptado esta falacia como real, de acuerdo a una reciente encuesta. Los oponentes de Obama han aprovechado para reforzar la creencia refiriéndose cuidadosamente al presidente por su nombre completo: Barack Hussein Obama.

Los tonos desagradables que dominan el aniversario son nuevos. El 11 de setiembre ha sido por lo general un día de reconciliación. Poco después de los ataques, el país se unió. Incluso los newyorquinos, generalmente conocidos por su rudeza, se volvieron un poco más gentiles entre ellos durante aquellos días. El Presidente George W. Bush declaró que los ataques habían provocado que la nación “permaneciese junta”.

Las líneas partidistas continuaron disolviéndose en el aniversario de los ataques durante muchos años. Incluso durante la campaña de 2008, los rivales John McCain y Barack Obama hicieron una aparición conjunta en Ground Zero el 11 de setiembre. Las batallas políticas podían esperar hasta el día siguiente.

Lo mismo ocurrió para las demostraciones negativas hacia los musulmanes. En los días que siguieron al primer aniversario de los ataques, Bush hizo una visita una mezquita, enfatizando que Estados Unidos no deseaba iniciar una guerra contra el Islam.
 

¿Qué pasó con la reconciliación?

Los políticos norteamericanos parecían dispuestos a no permitir que los ataques afectaran la exitosa integración de los millones de musulmanes que se encuentran en el país. El escepticismo hacia la religión creció, pero el hecho de que los norteamericanos de origen musulmán estén bien integrados no puede ser negado. Es raro que alguien se encuentre incómodo por las muchas escuelas islámicas que existen y los norteamericanos apenas se dan los debates sobre el uso de las burkas o la construcción de mezquitas que se dan en Europa. Incluso los expertos norteamericanos en seguridad perciben que la amenaza del terrorismo se podría dar con mayor incidencia en Europa más que entre los musulmanes que viven en EEUU.

Este tono se ha mantenido a través de las conmemoraciones y debates. En los últimos años, sin embargo, el énfasis puesto en la reconciliación amenaza con desaparecer. No solo se ha incrementado el número de norteamericanos que creen que Obama es musulmán, sino que consideran que eso es algo malo. Pero también han ocurrido más episodios inquietantes: un taxista musulmán fue herido este verano y hubo protestas frente a mezquitas.

Algunas organizaciones musulmanas en los EEUU han anunciado que no celebrarán el fin del Ramadán este sábado como se hace alrededor del mundo, dado que la festividad coincide este año con el 11 de setiembre. Ellos temen que las festividades religiosas puedan ser mal interpretadas como celebraciones por los ataques de 2001.
 

La guerra en casa

La preocupación se debe al nivel en el que se encuentra el debate político actualmente, con activistas del Tea Party poniendo la agenda. Este movimiento ultra conservador quiere que el país vuelva a sus raíces blancas y de padres fundadores cristianos. Los extremistas del Tea Party conforman la fuerza más importante dentro del Partido Republicano y tienen a los Demócratas a la defensiva dos meses antes de las elecciones de noviembre.

Se trata de un escenario político sin espacio para las medias tintas. Todo aquel que exhiba rasgos de tolerancia se convierte en sospechoso: la aparente simpatía de Obama hacia la construcción del centro cultural islámico en Ground Zero provocó protestas y el retroceso de la simpatía presidencial.

Los asesores de Obama no quieren que él viaje a Nueva York este 11 de setiembre, debido a la preocupación de que su aparición pueda motivar debates sobre “mezquita en Ground Zero”. La política de polarización ha terminado por imponerse a los actos de recordación.

Mientras tanto, el presidente acaba de celebrar el retiro de las tropas de combate de Irak, lo cual marca el principio del fin de la que quizás fue la peor reacción a los ataques de los ataques del 11 de setiembre. Nueve años después, la guerra en el exterior parece estar llegando a su fin.

La guerra interna, sin embargo, parece que apenas comienza.

Enlaces útiles

Cronología detallada del 9/11 aquí

Anisa Mehdi. Essayist: Before Burning Quran, Know What’s In It, aquí

The Atlantic. Coverage of Koran Case Stirs Questions on Media Rol, aquí

Rod Nordland. Afghan Protests Against Koran Burning Turn Violent, aquí

Fran Ruiz. El Corán, el 11-S y un puñado de histéricos, aquí

El pastor estadounidense Terry Jones confirma que no hará la quema masiva de coranes, aquí  

Quema de libros sagrados en Internet, aquí

 
Créditos, la imagen proviene de aquí

Published by José Ragas

Soy Ph.D. en Historia por la Universidad de California, Davis. Actualmente me desempeño como Profesor Asistente en el Instituto de Historia de la Universidad Católica de Chile. Anteriormente he sido Mellon Postdoctoral Fellow en el Departament of Science & Technology Studies en Cornell University y Lecturer en el Program in the History of Science and History of Medicine en Yale University. Correo de contacto: jose.ragas(at)uc.cl Para conocer más sobre mis investigaciones, pueden visitar mi perfil o visitar mi website personal: joseragas.com.

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