Entrevistado por La República, Nelson Manrique analiza la reforma agraria de Velasco, que este año cumple cuatro décadas. Temas como el papel del APRA, el racismo como obstáculo en la solución de conflictos y algunos mitos relacionados con este proceso, son escudriñados por Manrique.
¿Un retroceso o una revolución? ¿Qué fue el gobierno militar de Velasco Alvarado?
–Fue el proceso de cambios más importante de la República. De 1821 a 1865 habíamos tenido solo presidentes militares y a lo largo del siglo XX unos pocos civiles. Vivíamos en una sociedad oligárquica. El poder lo detentaba una oligarquía asentada en la tierra. Las finanzas iban asociadas a terratenientes y gamonales del interior. En América Latina se aceptaba que cualquier cambio profundo en un país de la región pasaba por una revolución antioligárquica.
–¿Esa revolución llegó tarde a Perú?
–Definitivamente. Grupos revolucionarios populistas la llevaron a cabo en Argentina, Getulio Vargas en Brasil, Lázaro Cárdenas en México, el MNR en Bolivia, Aguirre Cerda en Chile. En el Perú esas fuerzas fueron tempranamente derrotadas. El Partido Socialista con la muerte de Mariátegui y la corriente ultraizquierdista del Partido Comunista que lo aisló y lo marginó. El Apra fue batida en la guerra civil del 32-33 y en la clandestinidad del 30 al 56. Campeaba el militarismo cerrado a la crítica, a la disidencia, al pensamiento libre y la transformación.
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