Mañana sábado se presenta el más reciente libro del profesor Heraclio Bonilla. La obra lleva por título La trayectoria del desecanto. El Perú en la segunda mitad del siglo XX (Lima: Fondo Editorial del Pedagógico San Marcos, 2009) y, como ya lo adelanta el título, aspira a hacer un repaso del último siglo de historia peruana. En poco más de doscientas páginas, Bonilla nos entrega un panorama de los momentos más importantes de nuestro pasado y presente. Como novedad, el libro no se queda en los años anteriores sino que alcanza el momento actual.
Conociendo los trabajos anteriores de Bonilla, uno podría pensar que se queda en la denuncia y la crítica, pero en esta ocasión el autor ensaya propuestas y alternativas a los problemas que aquejan al país. El libro es un delicado balance entre el análisis político, social y económico del Perú, resultado de casi cuarenta años de investigación en diferentes áreas de nuestra historia: las comunidades campesinas, la Independencia, la Guerra con Chile, el APRA, la era del guano y la minería, entre muchas otras.
La presentación será en la II Feria del Libro Lima Norte, que se desarrolla en el Centro Comercial Mega Plaza (Av. Alfredo Mendiola cuadra 36, Panamericana Norte). La hora es las 7 pm. Estarán presentes en la Mesa de Comentarios el autor, el economista Raúl Wiener y quien escribe.
Los dejo con un fragmento de la presentación que leeré mañana:
“Si hasta hace algunos años atrás, un historiador deseaba estudiar algún tema o periodo posterior a 1950, de inmediato recibía o bien una mirada de condescendencia o un amigable reproche. Después de todo, se sabía que todo acontecimiento posterior a 1930 era materia ajena al historiador, y que el orden natural había descargado esa labor en los sociólogos, los antropólogos o incluso los periodistas. La objetividad, y el culto a la misma, nos jugaron una mala pasada. Por décadas, los historiadores nos vimos impedidos de siquiera aproximarnos a todo aquello que ocurría frente a nuestras narices, por lo que fuimos relegados a un papel similar al de saqueadores de tumbas y condenados a dialogar con los muertos, que de los vivos se encargaban otros”.
