Irak, la guerra y los textos escolares (2003-2010)

Uno de los aspectos menos estudiados en las etapas posteriores a las etapas de violencia o guerra (interna o externa) son los relacionados a la reconstrucción del pasado entre la población escolar. Aunque el tema de la manipulación de la historia ha sido abordado en relación a las dictaduras y regímenes totalitarios, no hay que descuidar que las democracias también intentaron utilizar los medios a su alcance para brindar una visión del pasado nacional acorde a sus intereses.

Entre estos medios, quizás el más importante sea el de los textos escolares. Las razones de su importancia pueden sintetizar, a mi entender, en dos. En primer lugar, por el alcance masivo que tienen los textos entre una población en formación y aprendizaje, que se extiende desde la primaria hasta la educación secundaria. En segundo lugar, porque la intervención de los textos escolares permite articular una serie de agentes estatales que van desde el profesor de escuela hasta el Ministro del ramo, pasando por editores, revisores (o censores), directores, autoridades administrativas, etc., los cuales legitiman un mensaje que escapa al ámbito educativo y se complementa con otros discursos políticos y públicos.

Si lo quisiéramos poner en términos de Benedict Anderson, esos textos conforman una herramienta para la difusión de una “comunidad imaginada”. Aun cuando su estudio podría entrar en el rubro de la historia de la lectura y del libro, pienso que merecen un tratamiento especial o cuando menos algunas advertencias al momento de acercarnos a su estudio.

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Los historiadores y el alcohol

Si de aquí a cien años algún investigador se propusiera indagar por lo que bebíamos los peruanos hacia fines del siglo XX e inicios del XXI, una de sus conclusiones, válida por cierto, sería que los peruanos solo bebíamos pisco sour. Día y noche. Sin excepción.

Y es que los estudios sobre el pisco sour o el pisco en sí son tan abrumadores que da la impresión que no existieran otros licores en nuestro país. Bajo esta lógica, habría una que otra bebida gaseosa (sobre todo Inca Kola) y jamás tomaríamos agua. Si bien no existe una disciplina o campo especializado en la historia de los licores y las bebidas, lo cierto es que los historiadores podríamos prestarle más atención a este rubro, dada la importancia que tienen en nuestra sociedad.

Uno de los principales problemas en este olvido es que se ha disociado de la historia de la gastronomía, la cual ha tenido un notable boom estos últimos años, aun cuando los historiadores tampoco han podido ir al mismo ritmo con las investigaciones sobre su pasado. En segundo lugar, en el caso peruano, la historia del beber parece haberse reducido a la del pisco, y más específicamente a probar la peruanidad de este. Estas investigaciones nos han permitido conocer más sobre la historia de este licor, pero aun es mucho lo que se puede hacer.

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Un raro caso de despotismo ilustrado: Pablo Macera y su paso por el fujimorismo

Entrevistador: –¿Democracia o autoritarismo?

Macera: –No me interesa.

 

La reciente noticia de que Pablo Macera va a ser nombrado Profesor Honorario por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya este semana no puede evitar esa sensación de frustración y culto pagano que tengo hacia él cada vez que leo sus trabajos.

Y es que últimamente se ha venido produciendo una reinserción de la imagen de Macera, aunque no directamente propiciada por él. Primero, un blog que lleva su nombre, y en el cual no se hace mención a su pasado político, como ya lo hizo notar Jorge Moreno. Luego, la publicación de sus trabajos relacionados con la historia del arte, por el Congreso de la República, el año pasado. Y este martes, la ceremonia en la UARM.

En lo académico, fue uno de los historiadores más prometedores desde los años sesenta en adelante. Fue, además, el puente entre la generación de Raúl Porras Barrenechea y Jorge Basadre con la nueva generación de historiadores que aparecerían en la escena post-68. Y sus Trabajos de Historia, reunidos en cuatro volúmenes en 1977, representan sin lugar a dudas un quiebre en la historiografía peruana por las perspectivas y los caminos que traza para futuras investigaciones: historiografía, historia de la sexualidad, historia económica, historia de la lectura, entre muchos otros temas. Luego, como lo ha señalado Hugo Vallenas, dejaría su condición de “oráculo”. En el plano político, Macera no había ocupado cargo alguno hasta que fue elegido parlamentario para el periodo 2000-2001 como parte del “tercer fujimorismo”, luego de una polémica e ilegal re-reelección de Alberto Fujimori gracias a una “interpretación auténtica” por parte de la bancada naranja. Continue reading “Un raro caso de despotismo ilustrado: Pablo Macera y su paso por el fujimorismo”

De Haya de la Torre a Alan García: el APRA y los pueblos de la selva

A un año de los hechos de Bagua, las explicaciones que permitan entender por qué 34 peruanos -25 policías y nueve nativos- hayan muerto en lo que debía ser una operación de desalojo y desbloqueo de una carretera siguen sin ser satisfactorias. Sin embargo, como lo ha señalado Augusto Álvarez Rodrich en su columna en La República, más allá de los errores inmediatos que provocaron estas muertes, existe un trasfondo que hemos preferido pasar por alto: la incomprensión existente entre el Estado, la sociedad peruana y la selva. Lo de Bagua no fue un malentendido ni mucho menos un hecho aislado. Fue el resultado de esta distancia mental que separa al Gobierno de la selva, la cual ha sido rescatada en el imaginario del Estado como un espacio proveedor de recursos. Esta asociación no es nueva: desde inicios del siglo pasado, con el auge del caucho, el Estado se hizo de la vista gorda ante la explotación de recursos y seres humanos en lo que sería luego un escándalo internacional conocido como los “sucesos del Putumayo”.

El Estado peruano nunca se ha caracterizado por una actitud amistosa ante las minorías que han vivido en su territorio. Pero en la situación actual, en la que el Gobierno ha expedido leyes que facilitan la explotación y venta de terreno en la selva sin considerar la opinión de quienes viven ahí, es una muestra más de lo que puede seguir pasando y de los otros “Baguas” que se pueden producir de manera innecesaria. No cabe duda que hubo quienes quisieron sacar provecho de la situación, azuzando de uno y otro lado la tensión.

Así, no sorprende que un par de artículos conocidos como “El Perro del Hortelano” hayan pasado a ser una ideología “oficial” que prácticamente criminaliza a quienes se oponen a que los recursos naturales sean explotados. Y el Gobierno no ayuda cuando desea ningunear lo ocurrido en Bagua al imponer una celebración como la del Día del Ron el mismo 5 de junio (la obsesión de este Gobierno por tapar desastres con licor es deprimente, si no, recordemos el famoso Pisco 7.9 propuesto por Rafael Rey). O cuando se insiste en la muerte de uno de los grupos que se enfrentaron para evitar las críticas que en su momento llevaron a cuestionar la idoneidad de la Ministra de turno, poco preparada para una tarea como la que le encargaron pero con el carnet del partido al día.

Esto puede servir de pretexto para repensar cuál ha sido la relación que ha tenido el partido más antiguo del Perú con la población selvática. En los recientes debates en el parlamento a raíz de los sucesos de Bagua, uno de los congresistas de la oposición recordaba la lejanía de Haya de la Torre respecto de la selva, ya que este habría pensado enviar elefantes a la Amazonía peruana. Sin embargo, la relación de Haya con la selva fue directa. Como lo demuestra la siguiente foto, un grupo de nativos de la Amazonía tomó contacto con el fundador del APRA en una fecha que no hemos podido determinar, pero que podría proceder de La Tribuna o alguna publicación partidaria regular.

El contraste con el actual gobierno y con el delfín de Haya de la Torre es más que evidente: mientras Haya de la Torre aparece como alguien interesado en el bienestar de la población de la selva, Alan es más bien su verdugo. Si con Haya de la Torre, hay un acercamiento por parte de los líderes selváticos, que manifiestan su deseo de que este interceda ante el gobierno, la bancada del APRA va a pasar a la historia por su tozudez al poner los intereses particulares por encima de los de la población amazónica. Una frase mencionada en el texto y que ahora suena a pura ironía: “Y ha salido de nuestra casa sonriendo porque sabe que su pedido ha de ser atendido, toda vez que el Aprismo se ha interesado siempre por todos los problemas humanos del Perú”.
 
 
Un jefe campa visita al c. Haya de la Torre

Ya que la civilización no ha ido a buscarlos, ellos han venido a buscar la civilización.

El jefe campa Aniceto Valerio y su hijo Miguel, en compañía de sus personeros, han venido a Lima en busca de justicia. Proceden de Ñuchusu, un anexo de la provincia de Tarma. Piden que le sean devueltos los terrenos de que fueron despojados hace cinco años por la Peruvian Corporation. El terreno se encuentra situado en la región del Perené. En él, esta tribu, hoy errante, había formado un pueblo que contaba con más de setenta familias. Viven de la caza y de la agricultura ((¿?)) no se entrelacen en ninguna parte porque a medida q la civilización pene(t)ra son arrojados hacia lo más espeso e insalubre de la selva. Han elevado un memorial al Gobierno para que esos terrenos les sean restituidos a la brevedad, y que cuando esto sucedda se les proteja y no se les dé implementos agrícolas y se les vaya incorporando a la vida civilizada.

Otro objetivo importante del jefe campa Aniceto Valerio es el de presentar su saludo al c. Jefe Víctor Raúl Haya de la Torre, a quien ha querido conocer personalmente. En la foto aparecen Haya de la Torre en compañía de Aniceto Valero y su hijo Miguel. Se puede apreciar muy bien la banda blanquinegra que le cruza el pecho, distintivo de los jefes. Y ha salido de nuestra casa sonriendo porque sabe que su pedido ha de ser atendido, toda vez que el Aprismo se ha interesado siempre por todos los problemas humanos del Perú. Ya Ciro Alegría en El Mundo es Ancho y Ajeno describió con estilo maestro el caso igual de la comunidad de Rumi despojados de sus tierras por feroz gamonal, y el libro que ganara el premio continental de novela, unificó a todas las conciencias en un ardiente llamado de justicia.

 

Créditos: La fotografía fue cedida generosamente por Carlos Aguirre (Universidad de Oregon).

Tlatelolco 1968: Abren los archivos de la represión

El 2 de octubre de 1968 se llevó a cabo uno de los episodios más dramáticos dentro de la ola de revoluciones que se producían en el mundo en aquel momento. Aunque no se sabe a ciencia cierta el número exacto de víctimas, se estima que trescientos estudiantes fueron asesinados por las fuerzas del orden en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco en Ciudad de México.

Hace unos días, el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública y la Procuraduría General de la República de dicho país han sido encargados de llevar a cabo una investigación y entregar una versión pública de aquellos hechos, que involucran directamente al ex presidente Luis Echevarría Álvarez así como a otros funcionarios, civiles y militares.
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