En un post anterior (Cómo escribir y terminar una tesis) hacía referencia a mi propia experiencia personal al comenzar a redactar mi tesis de doctorado en inglés. Desde que el post fue publicado pude conversar con varias personas que estaban en mi misma situación en diversas partes, y que al igual que yo compartían mis preocupaciones y búsquedas de material que ofreciera algún tipo de guía para evitar caer en la zozobra de escribir un texto académico, sea este un artículo, un capítulo o una tesis (de bachillerato, maestría o doctorado).

Hace unos días encontré este enlace que aborda un aspecto crucial de la redacción académica: la construcción de párrafos.  Para quienes escribimos en español solemos pasar por alto la reflexión sobre la escritura misma, y en el caso de los párrafos a lo más a veces nos preocupa que sean más o menos de la misma extensión que los demás. Pero como lo señala Patrick Dunleavy (London School of Economics and Political Science) en este enlace, los párrafos tienen una arquitectura particular, que si bien puede ser difícil de manejar al inicio, luego prestan un servicio muy grande en cuanto a claridad y solidez de nuestros escritos. El texto indica seis errores comunes que cometemos al organizar los párrafos y brinda pistas sobre cómo solucionarlos.

Así que comparto la traducción al español de estas sugerencias del profesor Sunleavy, esperando que sirvan de guía para los que se encuentran escribiendo algún texto o lo hagan en un futuro próximo. (Al final del post incluyo enlaces por si alguien está interesado en saber más sobre escritura académica). Cualquier sugerencia o material que deseen compartir es más que bienvenido.

Cómo redactar párrafos en textos de investigación (artículos, libros y Ph.Ds),
por Patrick Dunleavy

En inglés, los bloques centrales de cualquier argumento intelectual o de investigación son los párrafos. Cada párrafo debe ser una unidad de pensamiento en sí misma, un discreto conjunto de ideas compuesta de oraciones ligadas entre sí. La secuencia que suele aplicarse es la siguiente: Tema, Cuerpo, Prueba, Cierre.

El “Tema” de apertura advierte a los lectores sobre un posible cambio de asunto o enfoque, y avisar a los lectores sobre el contenido del párrafo, a la manera de un letrero. No debería hacer referencia al contenido desarrollado previamente (las conexiones entre párrafos suelen ser desarrolladas en las oraciones de “Cierre”). De modo que sean precavidos de comenzar párrafos con conectores del tipo “Sin embargo”, “No obstante”, “Además”, a menos aún si estos te llevan a mirar atrás. Las oraciones “Tema” deberían indicar muy claramente un nuevo asunto. Deben ser cuidadosamente escritas, para dar la impresión al lector de que existe una progresión “natural” y fluida de pensamiento. Recuerda también que un letrero es precisamente eso: un anuncio muy pequeño y preciso, no un mini-tour o un anticipo del argumento del párrafo a desarrollar.

El “Cuerpo” brinda el argumento central del párrafo. En los trabajos de investigación estos deben ser claros e indicar razonamiento, describir resultados, desarrollar implicaciones, plantear fórmulas o métodos, o elaborar y explicar puntos teóricos o temáticos. Las oraciones del “Cuerpo” del párrafo constituyen la parte más importante del párrafo, el núcleo de la unidad de pensamiento.

Los investigadores por lo general suelen ofrecer muestras para respaldar y apoyar sus argumentos centrales. Las oraciones de “Prueba” pueden ser distribuidas a lo largo del párrafo entre las oraciones “Cuerpo”, en lugares donde son más necesarias o útiles. Por lo general, las oraciones “Prueba” suelen ser ejemplos, referencias, citas de otros autores, hechos, o análisis unidos a “puntos de atención”, cuadros, gráficos o diagramas. De algún modo, las oraciones “Prueba” tienden a la dispersión: son potencialmente alejadas del cuerpo central del párrafo. De ahí que necesiten ser manejadas con cuidado, especialmente cuando dos o más de estas oraciones van una detrás de la otra, sin ninguna oraciones “Cuerpo” en medio.

Finalmente, la oración de “Cierre” sirve para unir el argumento del párrafo y hacer entender a los lectores que un bloque ha sido colocado en su lugar como parte de una estructura mayor. Esta oración debe ser constructiva y sustancial, añadiendo valor al argumento, y no simplemente repitiendo ideas anteriores. Al mismo tiempo debe manejar cualquier vínculo o transición con el párrafo que sigue.

Los lectores racionales, que abordan el texto de un vistazo, no le dan la misma importancia a todas las partes de un párrafo. Dado que buscan la más rápida apreciación de lo que se dice en el texto, le prestan especial atención al inicio y final de los párrafos, a las oraciones de apertura (“Tema”) y de “Cierre”, una técnica que se suele enseñar en los cursos de “lectura rápida”. Cuando miran con más detenimiento al interior del “Cuerpo” del párrafo, los lectores pueden saltearse al inicio las oraciones que sirven como demostración (“Prueba”). Y lo que harán con frecuencia será evitar toparse con fórmulas duras o exposiciones crudas de información para buscar más bien una aproximación más intuitiva recogidas de las oraciones que las preceden o van a continuación.

Por ello es que el inicio (“Tema”) y el final (“Cierre”) de los párrafos deben ser siempre las partes que se escriban con más cuidado. Trata de separar estas dos oraciones y mirarlas juntas. Revisa cómo se leen, cuán relevantes e informativas son, y cómo podrían ser mejoradas.

Seis errores comunes al redactor párrafos

1. El autor comienza con una oración que hace referencia al párrafo anterior, en vez de una oración fresca como “Tema”. Los lectores pueden concluir el párrafo contiene “más de lo mismo” y así pasarlo por alto hacia el siguiente párrafo. Incluso quienes decidan leer dicho párrafo pueden sentirse confundidos: ¿sobre qué trata el párrafo en realidad? ¿Es esa la oración de inicio? ¿O el tema está dado por la oración que viene luego de la oración de inicio?

2. El párrafo comienza con una fórmula retórica, algún formulismo o algún otro tipo de oración sin contenido (o quizás varias oraciones). Por ejemplo, los autores pueden comenzar discutiendo alguna advertencia, una definición, una dificultad o algún problema de método que forma parte del argumento a desarrollar. El efecto producido es el de enterrar la oración que indica el tema del párrafo. Los lectores pueden concluir luego de un rápido vistazo que se trata de un párrafo sin importancia, pasándolo por encima y perdiendo por completo el cambio de asunto que el párrafo proporciona. Si pese a eso perseveran leyéndolo puede que no identifiquen correctamente la oración “Tema”, perdida esta en alguna parte del párrafo, y deduzcan que la oración de “Cierre” parece injustificada o tendenciosa porque no encaja con el “Tema” propuesto.

3. El autor comienza el nuevo párrafo con una referencia a algún autor, por ejemplo: “Harding (2007: 593) sostiene…”. Este es un tipo particular de inicio que los PhDs y otros autores inseguros adoran, siguiendo adelante con su argumento apoyado en el trabajo de otras personas. Algunos estudiantes de doctorado suelen construir párrafos enteros de este modo, a través de varias páginas, cada uno de los cuales comienza con el nombre de un autor, especialmente en las partes dedicadas a los estados de la cuestión (‘literature review’). Ellos consideran de manera equivocada que esta forma de proceder convencerá a los lectores que han leído las obras indicadas. Pero cuando las primeras palabras de un párrafo van acompañadas del nombre de otra persona, el autor sin percatarse está señalando que: “Lo que sigue aquí es un párrafo totalmente derivativo”. Por lo que los lectores críticos pasarán por alto este párrafo (o la secuencia de dichos párrafos) y seguirán adelante.

La solución más fácil a este problema es no pensar en términos de autores individuales sino concentrarse en las escuelas de pensamiento, las tendencias o los “lados” que estos autores representan en una controversia empírica. Escribe una oración “Tema” clara y libre y autónoma. Luego procede a explicar las ideas centrales o propuestas de una o más escuelas de pensamiento involucradas en las oraciones centrales. Desplaza los nombres de los autores a las referencias que sirven de apoyo y que van al final de las oraciones, que es donde pertenecen.

4. Un párrafo se detiene abruptamente, usualmente cuando el autor se ha percatado que ha ido muy muy lejos en extensión. Esto ocurre con frecuencia debido a que las oraciones “Prueba” se han multiplicado, quizás porque la inicial exposición, que debía ser breve y contener un ejemplo, un análisis o una demostración se ha vuelto inmanejable. Los autores suelen hacer una “parada de emergencia” y suelen trasladas la oración de “Cierre” a la oración inicial (“Tema”) del siguiente párrafo. Lo que tenemos entonces es una secuencia de “Tema”, “Cuerpo”, “Pruebas” pero no oración de “Cierre”. Y el siguiente párrafo tiene dos oraciones “Tema” con la desplazada oración de “Cierre” del párrafo previo, lo cual ha enterrado a la segunda oración “Tema”. Los lectores pueden sentirse un poco perdidos al final del párrafo 1, al percatarse que una oración “Prueba” cierra el párrafo sin ninguna oración que lo resuma. Y pueden pensar que la desplazada oración de “Cierre” como una oración que anuncie el tema del siguiente párrafo, lo cual no ocurre. Se deslizarán a través del segundo párrafo sintiendo que no es lo que le habían prometido al inicio del mismo, o que tiene muchas cosas. O quizás lo salten al pensar que el segundo párrafo repite información.

5. Los párrafos se hacen muy largos, extendiéndose más allá del rango aceptable de entre 100 y 200 palabras hasta las 300 palabras o más. Esto suele suceder porque las oraciones “Prueba” se han multiplicado o salido de control. Debido a su propia tendencia a la dispersión el autor suele ser reacio a reconocer que debe crear párrafos separados para así poder manejarlos mejor. Especialmente cuando discute puntos relevantes o demostraciones que son complejas que no han sido diseñadas para ser fácilmente comprendidas, el “Cuerpo” y las oraciones “Prueba” pueden ser mezcladas, llevando a que la parte central del texto sea difícil de distinguir.

La solución a oraciones largas tiene que ser brutal. Una vez que un párrafo supera las 250 palabras debe ser partido, de manera tan igual como sea posible, y brindar oraciones “Tema” y “Cierre” para cada una de las nuevas partes. Si el origen del problema es una extensa exposición de pruebas o demostraciones, entonces el autor necesita hallar una solución que le permita un quiebre parcial con un fácil manejo. Si el párrafo está dentro de las 200-250 palabras esto puede quedar, en la medida en que la oración de cierre pueda reconectar a los lectores con la (ahora distante) oración inicial temática.

6. Un párrafo es muy corto. Para un texto de investigación ello ocurre si el párrafo se encuentra por debajo de las cien palabras y especialmente si está compuesto por una sola oración o tiene menos de 50 palabas. Normalmente, los párrafos pequeños y breves lucen mal en las páginas de una revista o un libro, y sabotean la utilidad de los párrafos como bloques argumentativos. Los párrafos pequeños ocurren porque un autor no suele estar seguro de lo que tiene que decir o no ha pensado lo suficiente en cómo un punto o un conjunto de puntos pueden desarrollar una secuencia dentro de un argumento mayor. Algunos párrafos cortos reflejan misceláneas de puntos que el autor no ha reconocido como tales. Otras oraciones sueltas suelen ser “huérfanas” que debían ser incorporadas en algún otro párrafo pero que al final no ocurrió. Las oraciones huérfanas, como los párrafos cortos, deberían ser incorporados con los más inmediatos, de modo que así desaparecerían.

Dos grupos de personas necesitan prestar atención especial a las convenciones de la estructura de los párrafos en inglés. Primero, aquellos cuya lengua materna es el español (o lenguajes similares), quienes suelen utilizar muchos párrafos cortos de una sola oración, organizados alrededor de temas poco evidentes que los lectores de inglés encuentran difíciles de seguir. Esta audiencia verá solo un desconcertante conjunto de párrafos y los interpretará como una forma de pensamiento desorganizado. En segundo lugar, los periodistas y los bloggers académicos quienes utilizan párrafos cortos que se ven bien en la prensa o las columnas de los blogs. Estos autores deberían combinar sus párrafos cortos en otros de al menos 100 o 200 palabras si lo que desean es publicar en revistas científicas en inglés. Si alguna vez han visto los escritos de un periodista llevados a un libro sin este cambio, se percatarán de que hay razones estéticas muy poderosas para realizar esta transformación.

Para seguir estas ideas con más detalle consúltese mi libro: Patrick Dunleavy, Authoring a PhD (Palgrave, 2003) o la edición en Kindle, especialmente los capítulos 5 y 6.

También hay consejos útiles en el blog de Rachael Cayley, Explorations of Style

Más recursos y materiales pueden ser hallados en Impact blog de la LSE and en @Write4Research

 

La imagen de la cabecera proviene de este enlace.

Published by José Ragas

Soy Ph.D. en Historia por la Universidad de California, Davis. Actualmente me desempeño como Profesor Asistente en el Instituto de Historia de la Universidad Católica de Chile. Anteriormente he sido Mellon Postdoctoral Fellow en el Departament of Science & Technology Studies en Cornell University y Lecturer en el Program in the History of Science and History of Medicine en Yale University. Correo de contacto: jose.ragas(at)uc.cl Para conocer más sobre mis investigaciones, pueden visitar mi perfil o visitar mi website personal: joseragas.com.

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