El discurso que privilegia la masculinidad y la coloca como un paradigma está tan enraizado en nuestra sociedad que no siempre es difícil distinguir sus orígenes o formas de cuestionarlo desde su raíz misma. Autoridades y gente de la calle lo esgrime diariamente, no solo como una manera de legitimar su posición frente a otros u otras, sino para descalificar a quienes supuestamente no participan de la idea de “hombría” o “masculinidad” que coloca a los demás en una posición subalterna. Sin embargo, se trata de una construcción histórica que ha ido cambiando en los últimos dos siglos y medio, en ocasiones respondiendo a patrones globales o también a situaciones locales.
El año pasado, Magally Alegre Henderson (malegreh@pucp.edu.pe) defendió una tesis de doctorado en Stony Brook (Estados Unidos), donde exploró cómo este discurso fue cambiando conforme se producía la transición del régimen colonial al republicano. En este post, ella cuenta las motivaciones que tuvo para aproximarse a dicho tema así como los principales objetivos y temas que aborda en su tesis doctoral, la cual esperamos pueda ser traducida y publicada pronto por alguna editorial.
Androginópolis. Masculinidades disidentes y la creación de la República peruana (1790-1850)
Estudié el doctorado y la maestría en historia en Stony Brook University (NY, USA), y realicé mis estudios de bachillerato en la Pontificia Universidad Católica del Perú, en donde actualmente trabajo. Mis áreas de investigación se centran en temas de género, en particular masculinidad, e historia de la sexualidad. En el 2012 sustenté mi tesis doctoral bajo la asesoría del doctor Paul Gootenberg sobre el impacto de los discursos de masculinidad en la formación de la república peruana (1790-1850). Para mi investigación doctoral recibí el apoyo de las becas MAEC-AECID de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Tinker Field Research Grant, y Graduate Travel/ Research Award del Latin American Studies Center at Stony Brook University.
Hay dos razones que me motivaron a interesarme por este tema. Por un lado, los estudios de masculinidad desde la historia son una tarea pendiente en nuestro país, y por otro, creo que el esfuerzo de hacer historia debe incluirnos a todos y que esta es una manera de conocernos y respetarnos.
Algo que me daba profunda curiosidad era tratar de encontrar significado al uso de la palabra “maricón” en un periódico ilustrado como el Mercurio Peruano. Un término que hoy en día tiene una connotación negativa tan fuerte y que puede ser considerado inapropiado como lenguaje académico, era usado sin problemas en un periódico dirigido a la élite intelectual criolla de fines del siglo XVIII. Encontrar significado a este uso me llevó a buscar una comprensión de las masculinidades que coexistían en esta época. Aunque eso implicase un reto en el uso del lenguaje académico. En el fondo, me pregunto si en algún momento alcanzaremos una re-significación del término, despojándolo de sus connotaciones negativas, tal como en su momento se logró con los queer studies.
Esta tesis doctoral sostiene que la representación de Lima como una ciudad llena de masculinidades disidentes desencadenó cambios en la masculinidad hegemónica durante la turbulenta transición peruana de colonia española a república independiente. A lo largo del periodo colonial tardío (1790-1820), las causas de una supuesta “afeminación” y de una debilidad de temperamento entre los limeños fueron ampliamente debatidas en los periódicos, escritos científicos, panfletos, diarios de viaje y expedientes criminales. Dos causas eran señaladas de manera recurrente: el exceso de mimos que madres y amas de leche prodigaban en la crianza de los niños y la influencia del clima sobre la masculinidad del hombre americano; esta última argumentada por las teorías de determinismo climático provenientes de Europa.
Evidenciando otra forma de masculinidad disidente, una sátira publicada en el Mercurio Peruano bajo el título de “Carta sobre los maricones” hacía burla de la abundancia de estos hombres en Lima, llamándola “Androginopolis”. Dejando de lado el término “sodomitas”, que hacían referencia a un pecado y a un crimen centrado en la práctica sexual, el término “maricones” era utilizado a fines del siglo XVIII para señalar a hombres que se vestían con las ropas del sexo opuesto, y que participaban con relativa permisividad de la vida social de la ciudad; en ocasiones, en abierta búsqueda de la atención de otros hombres. Más allá de analizar las representaciones de estas masculinidades disidentes (afeminados, petimetres y maricones), esta tesis explora también la vida cotidiana y la sociabilidad de aquellos hombres que buscaron la atracción de otros hombres.
Los cuestionamientos sociales que estas masculinidades disidentes generaron en la sociedad colonial tardía fueron desapareciendo frente al surgimiento de nuevas formas de masculinidad hegemónica. En la década de 1820, los Libertadores San Martín y Bolívar produjeron un imaginario de masculinidades heróicas que asociaban virilidad con desempeño militar. La exaltación de tales masculinidades formó parte del esfuerzo de propaganda independentista y fue fundamental en la transición de una masculinidad aristocrática a una masculinidad hegemónica caudillista. La masculinidad de los héroes de la independencia, sirvió así, como el modelo sobre el cual se forjarían muchas de las masculinidades de los caudillos en las décadas siguientes.
Durante las luchas caudillistas de la temprana república peruana (1820-1850), hombres de diverso origen político o militar argumentaban que sus actos tenían como fin último la defensa de la patria y la protección de sus hijos, apelando en ello a dos elementos esenciales de la masculinidad hegemónica caudillista.
Para cuando el Perú finalmente alcanzó estabilidad política y económica en la década de 1850, la masculinidad caudillista había sido superada por una nueva masculinidad centrada en la paternidad. Para aquel momento la subcultura de los “maricones” había desaparecido de la mirada pública. Mientras que la masculinidad hegemónica adoptaba de forma gradual a valores burgueses (de género), exaltando la capacidad de los padres de familia como proveedores del sustento, así como, su habilidad para disciplinar y ofrecer una guía moral al interior del hogar.
Para quienes deseen profundizar más en el tema de la masculinidad en la historia del país, recomiendo dos excelentes trabajos: el libro de Marcel Velázquez, La mirada de los gallinazos (2013) y la investigación de Lourdes Hurtado (Notre Dame University) sobre la masculinización del Ejército peruano en el siglo XX. Sobre la necesidad por ampliar los estudios en torno a la comunidad LGBTI puede consultarse mi post Una ausencia incómoda (mayo 2013).
Las imágenes que aparecen en este post han sido proporcionadas por la autora de la tesis. La imagen de cabecera corresponde a una acuarela de Léonce Angrand, “Escena de calle” (1836-1837).