Estado e Historia, por Eduardo Dargent

¿Es el Estado un ente todopoderoso que ha ido creciendo con el paso del tiempo? ¿O se trata, por el contrario, de una institución débil cuya presencia y poder ha sido equívocamente magnificado? ¿Desde cuándo existe? ¿Se puede vivir fuera de él? Estas son solo algunas preguntas que han interesado a los investigadores preocupados por entender al Estado. Se trata de un tópico que ha preocupado indistintamente a cientistas sociales como a especialistas de otras áreas. Y las respuestas son tan variadas como interpretaciones personales de cada uno de ellos, lo cual ha enriquecido la producción académica en los últimos años, especialmente desde que Theda Skocpol lanzara su grito de batalla para traer al Estado “de vuelta” a la arena académica.

Por supuesto, no es que dicha entidad hubiese estado ausente, pero sí un marco interpretativo que lo mantuviera alejado de análisis legales y administrativos. Desde entonces –fines de los años 1990- la investigación sobre “el Estado” ha crecido exponencialmente, con enfoques renovadores que apuntan, a mi entender, en dos direcciones -entre otras- que tienen como propósito principal deconstruir la idea de Estado-nación. En primer lugar, hay una creciente tendencia por privilegiar una “etnografía del Estado”, donde se hagan visibles las prácticas que permiten operar al Estado en tanto red de personas que interactúan entre sí y con quienes gobiernan. De igual modo, esta operación aborda el rol de sectores populares y las estrategias de negociación y coerción con las autoridades. En segundo lugar, la historia transnacional ha desafiado directamente el modelo de Estado nación y la supuesta rigidez de sus fronteras territoriales para aproximarse a grupos de personas que traspasan dichos límites para crear nuevos circuitos y redes de comunicación.

La investigación sobre el Estado, especialmente la que involucra el entendimiento y análisis de su trayectoria histórica, no ha sido muy abundante en la producción local. De igual modo, la interdisciplinariedad no ha sido una constante, pese a que en otras tiendas –especialmente anglosajonas- esta preocupación se halla en un momento crucial, dado el auge de las dos tendencias descritas arriba entre historiadores y cientistas sociales latinoamericanistas. Por ello, la aparición de El Estado en el Perú: Una agenda de investigación (Lima: PUCP, 2012, 84 pp.) por Eduardo Dargent Bocanegra, profesor de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica del Perú, es una buena oportunidad para comparar visiones y discutir puntos y temas en común que han estado circulando en los últimos años.

Entre las muchas cosas interesantes que trae el texto de Dargent, hay una sección dedicada a discutir los diversos enfoques sobre la historia del Estado en el Perú. El libro reúne una selección bastante interesante de libros sobre momentos variados de la historia estatal del país, los cuales son insertados dentro de problemáticas y propuestas para continuar un análisis de larga duración. Para poder discutir dichos temas, incluyo a continuación parte de la sección dedicada a esta historia del Estado en el Perú que el autor ha autorizado a reproducir. El libro se encuentra a la venta en las principales librerías a S/. 20.


Capítulo VIII. Estado e Historia

Un último tema es el de Estado e historia, tema del que tengo menos que decir pero que considero muy relevante. Los historiadores y los historiadores económicos han investigado varios temas relacionados con el Estado en el Perú (Thorp y Bertram, 1985; McEvoy, 1997; 2011; Basadre, 1998; Contreras, 2004; Klaren 2004; Méndez, 2005; Drinot, 2011; entre muchos otros). La historia es, sin duda, la disciplina que más se ha desarrollado en las últimas décadas en el país con trabajos de enorme calidad tanto de peruanos como de peruanistas. El reto para quienes investiguen el Estado es enmarcar estos trabajos en temas y debates de la ciencia política y las ciencias sociales en general.

Un primer tema pasa por comprender mejor el periodo de formación del Estado en el Perú y los cambios que se dieron en la organización estatal a través del tiempo, dialogando con teorías existentes sobre el tema (Tilly, 1992; 2006; Centeno, 2003). ¿Qué tensiones territoriales se produjeron tras la independencia y cómo afectaron la forma de organización del Estado? (Sobrevilla, 2005). Asimismo, pueden explorarse las relaciones entre economía, recursos naturales y decisiones políticas con los procesos iniciales de construcción del Estado. Discutiendo con la amplia literatura sobre la maldición de los recursos, por ejemplo, Paredes (2012) compara el desigual desarrollo de capacidad estatal en Bolivia, Chile y Perú en el siglo XIX, resaltando factores económicos, geográficos, legados coloniales y especialmente las relaciones entre élites para explicar las divergencias entre los tres países. El caso positivo chileno desafía las teorías que vinculan la existencia de abundantes recursos minerales en el territorio con estados débiles.

El estudio del ejército y su relación con el Estado en diversas etapas de la vida nacional también merece especial atención. Se ha asumido que las guerras de caudillos luego de la independencia retrasaron la construcción del Estado. Pero recientemente se recoge también una historia más positiva de cómo dichos caudillos fomentaron proyectos, aunque limitados, de construcción nacional. ¿Cómo se asocia la construcción estatal inicial a esa etapa de lucha de caudillos en los primeros años de la república? (para una colección de ensayos sobre dichos años ver McEvoy, Novoa y Palti, 2012). Como sabemos, en el siglo XX se mantuvo esta constante intervención militar en la vida política. Varios de los cambios en el Estado se pensaron y decidieron en los cuarteles.

En forma más general, se pueden analizar diversos proyectos de élites impulsados desde el Estado, como ya han hecho algunos historiadores, y documentar la resistencia y éxito de los mismos. ¿Cuáles fueron los objetivos de las élites en los siglos XIX y XX al impulsar determinadas políticas laborales, industriales, agrícolas o al plantear distintas formas de relación con los indígenas? (Jacobsen, 1997; Méndez, 2005; Drinot, 2011; McEvoy, 1997; 2011). ¿Qué tan cohesionadas eran dichas élites y cuánto competían entre sí? Una serie de medidas e instituciones públicas impulsadas por los gobiernos del siglo XIX e inicios del siglo XX esperan un análisis detallado. ¿Por qué fracasó la escuela de funcionarios públicos impulsada por Manuel Pardo? (McEvoy, 1997). ¿Qué proyectos de educación pública existieron y cuáles fueron sus límites? Por ejemplo, Soifer (s/f ) analiza el proyecto educativo que impulsó Nicolás de Piérola a fines del siglo XIX y documenta cómo la oposición de las élites regionales contribuyó al fracaso del mismo.

Podemos ampliar esta exploración a proyectos estatales del siglo XX. Por ejemplo, estudios que se centren en los intentos de aumentar la capacidad extractiva del Estado o que documenten la implementación de reformas como la laboral o la agraria durante el Velasquismo (McClintock, 1983; Huber, 1983). O investigaciones que documenten cómo se intentó impulsar la universidad pública en el país en los años sesenta, explorando sus éxitos y fracasos. Asimismo, análisis de los esfuerzos del Estado por enfrentar el tema de las migraciones masivas del campo a la ciudad y las políticas que establecieron diversos gobiernos (Dietz, 1998; Collier, 1976; Nugent, 1992).

También merece atención cómo ha cambiado el poder estatal en el territorio. ¿Qué factores estuvieron detrás de los cambios de balance de poder entre el centro y la periferia a través del tiempo? ¿Qué poderes rivalizaron con Lima y fueron, poco a poco, perdiendo peso relativo? (Sobrevilla, 2005). La economía política es un primer lugar desde donde explorar estos cambios en los patrones de organización y poder estatal. Por ejemplo, se puede estudiar cuál fue el impacto del guano en términos de construcción del Estado. ¿De qué forma los booms económicos permitieron una mayor concentración de poder en ciertas áreas, especialmente Lima? Asimismo, explorar cómo esos booms impactaron la penetración del Estado en el territorio y cómo las depresiones y crisis hicieron retroceder esos avances (Contreras, 2004). Jo-Marie Burt, por ejemplo, muestra cómo un Estado en retroceso durante la década de la violencia retornó al campo después de la guerra, dándole importantes beneficios políticos a Alberto Fujimori (Burt, 2009).

Créditos: La imagen de la cabecera proviene de aquí.

Published by José Ragas

Soy Ph.D. en Historia por la Universidad de California, Davis. Actualmente me desempeño como Profesor Asistente en el Instituto de Historia de la Universidad Católica de Chile. Anteriormente he sido Mellon Postdoctoral Fellow en el Departament of Science & Technology Studies en Cornell University y Lecturer en el Program in the History of Science and History of Medicine en Yale University. Correo de contacto: jose.ragas(at)uc.cl Para conocer más sobre mis investigaciones, pueden visitar mi perfil o visitar mi website personal: joseragas.com.

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