Carlos Iván Degregori: Un estilo de vida
Carlos Iván Degregori fue un gran antropólogo, intelectual público y mentor. Su legado como académico es enorme e indispensable. Estas afirmaciones son ciertas pero no alcanzan a reflejar toda la verdad. Lo que hizo tan especial a Carlos Iván no fue tan solo su intelecto incisivo y creativo. Tampoco lo fue su activismo en pos de una sociedad más justa, veraz, inclusiva y democrática. Él fusionó su activismo e intelecto como una forma de ser abierta más que cerrada, y moldeada por la empatía y la colaboración así como por su apetito por aprender cada vez más. Sin perder de vista su propio análisis, supo cómo aprender de otras personas y sus experiencias.
La forma de ser de Carlos Iván, así como su intelecto y activismo cívico, fueron la base de la Comisión de la Verdad y Reconciliación en el Perú entre 2001-2003.
Carlos Iván supo vivir la vida como si esta fuese un viaje permanente, sin destino fijo. Tanto de manera intelectual como vivencial, recorrió las barreras que separan la medocridad y el aislamiento. Poeta y antropólogo, Carlos Iván le imprimió una sensibilidad metafórica y reflexiva a sus escritos científicos. Se hizo a sí mismo como investigador, periodista y profesor en Lima en los años 1980, además de su experiencia en el Ayacucho de los años 1970, la cual resulta fundamental para entender a Sendero Luminoso y la consiguiente guerra civil. Un ciudadano comprometido del Perú, enseñó también en el extranjero y reflexionó de manera comparativa sobre los legados de las atrocidades.
Nuestra amistad fue una travesía de 35 años. Nos conocimos en 1977, cuando yo vivía en Ayacucho e investigaba para mi tesis doctoral. Pese a la olla de presión que significaban las movilizaciones sociales, la represión y las rupturas ideológicas, él fue siempre un interlocutor muy cálido, el tipo de persona que te inserta en una comunidad de debate antes que excluirte de la misma. Otro momento memorable ocurrió en 1989, cuando trabajábamos en la edición peruana de un libro sobre rebeliones andinas, resistencia y conciencia. Carlos Iván tradujo algunos de los ensayos y su meticulosidad hizo de la mecánica de la traducción una sutil interacción entre el lenguaje, la cultura y el análisis. Es posible que me haya puesto triste al finalizar ese proyecto.
Pero no fue sino hasta después que pude percibir mejor la forma de ser de Carlos Iván. Entre enero y mayo de 1995 fue profesor visitante en la Universidad de Wisconsin gracias a la Fundación Tinker. Él se unió a nuestro Comité de Organización para una conferencia sobre Sendero Luminoso en la Universidad de Madison, y estuvimos a cargo de cursos que buscaban preparar a los alumnos para dicha conferencia. Como organizador de la conferencia, Carlos Iván se tomó en serio su rol de asesor de la próxima generación de intelectuales peruanos. Los jóvenes peruanos eran considerados importantes en tanto sus investigaciones necesitaban apoyo y cruciales debido a que representaban el futuro intelectual y cívico de su país. Como profesor de estudiantes norteamericanos, Carlos Iván fue cordialmente intercultural. Hizo los comentarios críticos y analíticos necesarios, aunque moderados por las limitaciones en cuanto al conocimiento del contexto peruano. Como intelectual, estuvo siempre dispuesto a leer y discutir el trabajo de sus colegas, así como a leer y discutir sobre experiencias que traspasaran las fronteras del Perú.
Mi última conversación con Carlos Iván no fue triste, al menos no en un sentido tan simple. Esta tuvo las mismas cualidades de intelecto, compromiso cívico y apertura a otras experiencias que lo prepararon para enfrentar su enfermedad con sabiduría. El cáncer le trajo dolor, pero no lo privó de la lucidez, lo que había creado una perspectiva distinta con la cual reflexionar. Esta reflexión incluyó un honesto reconocimiento de lo valioso de su obra. Tampoco había perdido la capacidad de reír, de interesarse en los demás, o de analizar la sociedad y la política.
Carlos Iván nos ha dejado un legado de logros. También nos deja un legado de afecto. Él no vive solo en mi memoria y en mi corazón, sino en la de muchas otras personas.
Enlaces relacionados
- Homenaje de la Semana de Antropología 2011 (UNMSM), a cargo de Jürgen Golte y Pedro Jacinto Pazos.
- José Luis Rénique, “Carlos Iván Degregori: antropólogo del alma”. Incluye una útil bibliografía mínima de CID.
- Roberto Bustamante (el morsa), “Carlos Iván Degregori”. Incluye varios enlaces in memoriam escritos en los días alrededor de su fallecimiento.
- Armonía, “Descansa en paz, Carlos Iván Degregori”. Tiene una selección de links de homenaje a CID bastante amplia.
- Algunos libros imprescindibles, entre los muchos en los que él colaboró, aquí, aquí, aquí y aquí.
- Felipe Degregori, “Carta a mi hermano Carlos Iván, a dos meses de su muerte”.