Una de las habilidades más importantes en la labor del historiador que se enseñan en los salones de clase es el análisis de fuentes. Trabajamos sobre ella con los estudiantes, buscando que no tomen el testimonio de ningún autor o autora por cierto, así se trate de Abraham Lincoln o la Madre Teresa. Durante esta tarea buscamos promover no solo una mente donde el cuestionamiento esté presente sino también una permanente curiosidad.
Estas actitudes, y esta habilidad, es vital en nuestros tiempos y nunca ha sido más importante que el día de hoy, cuando vemos la enorme masa de información que se desborda del internet. Pero más que sermonear al estudiante sobre la necesidad de abordar críticamente esta nueva fuente de información, prefiero confrontarlos con la misma. Por ejemplo, en los minutos previos a cada clase, tengo un caballo de Troya previamente colocado en la pared del salón de clases: una pantalla donde aparecen los web site de noticias. Cambio las páginas con cierta frecuencia: CNN, The New York Times, The Guardian, la BBC, incluso la edición en inglés del Beijing Times y Pravda. A medida que los estudiantes toman asiento, leen los encabezados y yo aparezco para hacer click sobre las noticias que hayan despertado su interés, mientras cuestiono la forma en que un determinado medio y país presentan la noticia. Lo que sigue es uno de mis momentos favoritos en la enseñanza: observar a los estudiantes expresar su reacción hacia las noticias, su respuesta hacia cómo las noticias son difundidas en diferentes culturas, y su creciente y manifiesta curiosidad hacia el mundo.
He descubierto también otra herramienta que convierte este asunto en la esencia natural del análisis crítica fuera del salón de clases de Historia: Twitter. Twitter (www.twitter.com) es descrito con frecuencia como un web site de microblogs, al cual se puede acceder por medio de smart phones que tengan cobertura de internet. Los ‘tuiteros’ (usuarios de Twitter) emplean textos cortos, de no más de 140 caracteres, para describir su día, sus pensamientos, o sus acciones (‘Fui a clase, ahora estoy corrigiendo una montaña de ensayos. ¿Alguien que quiera ayudarme? ¿Por favor?”), y los “followers” (seguidores), aquellos que están constantemente viendo la cadena de mensajes y que reciben estos mensajes públicos. La frecuencia de los “tweets” varía; dado que muchos usuarios tienen acceso a Twitter desde sus teléfonos celulares, es posible obtener respuestas instantáneas a muchas situaciones. Y para obtenerlos, ya sea que conozcas a los individuos que tuitean o no, los tweets pueden ser abiertos o privados (puedes escoger a tus seguidores, si en caso quieres limitarlos a amigos y familia). Así como con Facebook y otras redes sociales, Twitter puede brindar una experiencia poco menos que trascendental. Twitter, como la humanidad en sí misma, es con frecuencia un escenario para lo banal.
Pero Twitter puede ser también la fuente de información válida e importante. De acuerdo con The New York Times, en abril de 2010, los usuarios de Twitter emitieron 55 millones de tweets diarios. En medio de esos mensajes podemos encontrar los de la American Historical Association (AHA) (@AHAHistorians), la Biblioteca del Congreso (@LibraryCongress), y un gran número de organizaciones profesionales como de historiadores cercanos a la web. Como se hizo notar en un post anterior de julio de 2009, instituciones norteamericanas se han incorporado al Twitter. Por supuesto, aquellos en busca de humor histórico tienen @historicaltweet. El volumen de discusiones y noticias es tal que Twitter ha entregado su archivo de manera voluntaria a la Biblioteca del Congreso de EEUU con propositos académicos.
¿Cómo trasladar esta inmensa arena de discusión a los estudiantes de Historia? Me percaté del potencial del Twitter en el salón de clases cuando conversábamos con mis estudiantes sobre la fallida Revolución Verde en Irán. como les explicaba a mis estudiantes, tuve que usar Twitter para leer los tweets de iraníes, y a medida que les describía la incertidumbre con que llegaban los posts y los esfuerzos por cerrar los canales de protesta así como las estrategias para evadir la censura, mis estudiantes me dijeron que a ellos también les hubiera gustado seguir los eventos relatados.
¿Qué podemos, como docentes de Historia, tomar de una herramienta del presente como el Twitter? Si bien pocos eventos puedes ser similares a los de la Revolución Verde, Twitter ofrece a los estudiosos del pasado (y del presente) una herramienta para penetrar en la mentalidad popular de los grandes acontecimients, en particular, de las protestas sociales. Twitter constituye una gran oportunidad para obtener feedback instantáneo de amplios grupos de personas que se encuentran cerca de un evento importante. (sigue…)
El artículo completo se titula “Teaching Twitter: The History of the Present” y proviene de aquí. Su autora es Krista Sigler.
Créditos: la foto de cabecera proviene de aquí mientras que la del interior es de aquí.