La reciente aprobación del matrimonio gay en Argentina ha sido recibida con beneplácito por aquellos que consideramos que este tipo de unión no debe estar restringida solo a las parejas heterosexuales. Una medida como esta, era de esperarse, también ha generado una fuerte corriente de opinión pública en contra.
Argentina se ha convertido en el primer país de América Latina en aprobar la ley del matrimonio gay (en México esto es solo válido en la capital mas no en el resto del país), lo cual ha significado un triunfo que se espera provoque un “efecto dominó” en los países que aun mantienen sus recelos frente a un proyecto similar. Entre ellos, por supuesto, el Perú, en donde el Cardenal Juan Luis Cipriani ha salido a declarar su abierta oposición (¿alguien sorprendido?) de la siguiente manera:
“Argentina tiene un mal equipo de fútbol y un muy mal entrenador como (Diego) Maradona. Yo creo que no hay que imitar esas partes de Argentina, creo yo que el matrimonio es una institución natural de hombre y mujer complementarios para toda la vida”.
Después de agradecerle al Cardenal por alegrarnos el día con su humor en base a metáforas del Mundial de Fútbol, he creído conveniente hacer un repaso por la historia del matrimonio gay, con énfasis en Estados Unidos, donde se ha desarrollado una lucha muy fuerte por conseguirlo, lo cual se ha logrado parcialmente.
La primera noticia sobre el matrimonio gay proviene del año 1993 cuando la corte de Hawaii atendió el caso Baehr vs Lewin, que obligó al estado a inclinarse a favor o en contra de otorgar los mismos derechos a los heterosexuales que a los gays. Esto dio inicio a una lucha por los derechos de la comunidad gay, que luego condujeron al Defense of Marriage Act en 1996, el primer documento en mencionar directamente el matrimonio homosexual y someterlo a la ley. El Acta invocaba la ley federal, en el sentido que el matrimonio solo era posible entre un hombre y una mujer.
Seis años después fue el turno de Vermont, donde la Corte Suprema dictaminó que el Estado de Vermont necesitaba brindar los mismos beneficios legales a ambos grupos de personas, sean estos gays o heterosexuales. Así, permitió las uniones civiles, como una manera de abrir el camino a los beneficios para las parejas gay que desearan formalizar su relación sentimental ante la ley.
Los que defienden el matrimonio gay se han apuntado notables victorias, como la de 2003, cuando la Corte Suprema de Massachusetts dictaminó que los gays tenían los mismos derechos que los demás para casarse. En 2008, Connecticut aprobó el matrimonio gay y luego siguió California.
Sin embargo, los opositores parecen estar avanzando en su lucha en el terreno jurídico. En noviembre de 2008 se estableció la Proposición 8 (también conocida como California Marriage Protection Act),por la que en California solo se reconocería como válida la unión entre un hombre y una mujer. Así, Veintisiete estados norteamericanos han prohibido este tipo de uniones, mientras solo diez lo aprueban. Las encuestas muestran que una mayoría de norteamericanos -incluido los de California- aun estan en contra del matrimonio gay.
¿Y América Latina? (Actualización: 18 de julio de 2010)
Un reportaje aparecido hace poco más de un mes en La Nación de Chile, El mapa de la homosexualidad en América Latina, hace un balance sobre la legislación actual respecto del matrimonio gay en la región. El panorama no es distinto al de Estados Unidos: aprobación de la unión gay pero por presión local antes que nacional. A nivel nacional, también existen diferencias, aun cuando hay avances, por ejemplo, en Brasil (el país más avanzado en cuanto a esta legislación), Uruguay, Colombia y Venezuela.
Entre los países que se han quedado a la zaga en cuanto a la discusión del matrimonio gay están: Bolivia, Chile y el Perú. Sobre nuestro país, el reportaje dice explícitamente:
Perú es otra de las naciones atrasadas en la región. Según Crissthian Olivera Fuentes, director ejecutivo del Movimiento Homosexual de Lima (MHOL), “la ley peruana no sanciona la homosexualidad explícitamente. Lo que ocurre en la práctica es que se suele usar mucho la frase ‘moral y buenas costumbres’ (contempladas en algunas normas) para validar legalmente la sanción social sobre la homosexualidad”.
Aun así, no se compara con lo que ocurre en el Caribe, donde este tipo de uniones son consideradas un delito y sancionadas hasta con diez años de cárcel.
Aquí va el mapa de la región.
Créditos: La base para este post provienen de los artículos: The History of Same Sex Marriage, por Lisa Bower; y A Brief History of: Gay Marriage, por Time. Quiero agradecer a Andrea Méndez Valenzuela, quien desde Valparaíso me hizo llegar el link del diario La Nación que permitió incluir lo concerniente a América Latina.