The Economist opina sobre el Museo de la Memoria

The Economist ha hecho eco de los debates que por estas semanas se desarrollan en el país acerca de la construcción de un Museo de la Memoria para recordar a las víctimas de la violencia desarrollada entre 1980 y 2000. El artículo se títula “Don’t look back. Arguing about a museum of memory” y establece un adecuado balance y contextualización del debate. Hemos traducido el artículo, el cual estamos seguros será del interés de los lectores.

 

HISTORIA EN EL PERÚ
NO MIRAR ATRÁS. DEBATES SOBRE UN MUSEO DE LA MEMORIA

Mucho ha cambiado y mejorado en el Perú gracias a los años de rápido crecimiento económico y paz. Una generación antes, el país se encontraba sufriendo una espeluznante hemorragia. Una sangrienta insurgencia guerrillera, desatada por Sendero Luminoso y otra agrupación marxista, se enfrentó a una represión indiscriminada por parte de las Fuerzas Armadas. En 2003, el gobierno democrático estableció una Comisión de la Verdad y Reconciliación, la cual estaba conformada por miembros de la comunidad académica y activistas de los Derechos Humanos. La CVR concluyó que más de 69 mil personas habían muerto como consecuencia de la violencia entre 1980 y 2000. Tres de cada cuatro víctimas vivían en los Andes y eran campesinos.

La CVR trató de ser lo más imparcial posible. Reconoció que Sendero Luminoso era responsable de un poco más de la mitad de las muertes, mientras que las fuerzas del orden lo eran del 37%. Su trabajo incluyó una estremecedora exhibición de fotografías y los testimonios de los sobrevivientes. Denominada Yuyanapaq (“para recordar”, en quechua), esta muestra recorrió el Perú antes de encontrar un lugar temporal en el Museo de la Nación. Quienes apoyan a la CVR quieren construir un Museo de la Memoria que sea permanente. En febrero, el gobierno alemán ofreció construir el Museo a un costo de dos millones de dólares.
 
Pero el gobierno peruano rechazó el dinero al mismo tiempo que señalaba no necesitar el Museo. El Ministro de Defensa, Ántero Flórez Araoz, manifestó que “no era una prioridad” en un país “en donde hay otras necesidades básicas por satisfacer”, tales como comida, salud y escuelas. (Asimismo, hizo notar que Sendero Luminoso aún se encontraba activo y que había asesinado a un soldado este mismo mes, pese a que representa un grupo minúsculo en parajes remotos de la selva). “La memoria no pertenece a un grupo en particular”, añadió el presidente Alan García.
 
Este rechazo ha sido criticado en un amplio espectro político. En un contundente artículo, Mario Vargas Llosa, novelista peruano conocido como uno de los líderes más visibles del pensamiento liberal en América Latina, escribió que “Los peruanos necesitamos un Museo de la Memoria para combatir esas actitudes intolerantes, ciegas y obtusas que desatan la violencia política”, actitudes ejemplificadas, señala, por los comentarios de Flores Áraoz.
 
El proyecto para la construcción del Museo coincide con un amplio análisis de los años de violencia por los que atravesó el país. Este periodo es objeto de novelas recientes. La teta asustada, una película dirigida por Claudia Llosa acerca del trauma de una mujer violada durante la guerra, ganó el premio del Festival de Cine de Berlín. En pocas semanas, una corte dictará veredicto a Alberto Fujimori, un autócrata elegido por el voto popular, quien, como presidente entre 1990 y 2000, acabó con Sendero Luminoso, pero es acusado de haber autorizado asesinatos por medio de un escuadrón de la muerte.
 
Algunos peruanos se muestran reticentes a remover el pasado. Que Alan García se encuentre entre ellos se debe quizás a su preocupación por los abusos cometidos durante su primer gobierno (1985-1990). Su primer vicepresidente, el Almirante en retiro Luis Giampietri, tomó parte en la represión de una revuelta dirigida por Sendero Luminoso en las cárceles en 1986, en la cual los internos fueron ultimados pese a haberse rendido. García tiene toda la razón cuando dice que el Museo “debería considerar todos los puntos de vista”. Y esa es una razón más para construirlo.

The Economist, 12 de marzo de 2009.
http://www.economist.com/world/americas/displaystory.cfm?story_id=13278416

Published by José Ragas

Soy Ph.D. en Historia por la Universidad de California, Davis. Actualmente me desempeño como Profesor Asistente en el Instituto de Historia de la Universidad Católica de Chile. Anteriormente he sido Mellon Postdoctoral Fellow en el Departament of Science & Technology Studies en Cornell University y Lecturer en el Program in the History of Science and History of Medicine en Yale University. Correo de contacto: jose.ragas(at)uc.cl Para conocer más sobre mis investigaciones, pueden visitar mi perfil o visitar mi website personal: joseragas.com.

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