Parece una broma de mal gusto, pero no lo es. La Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHC) decidió otorgarle el Premio Nacional de Historia a Fidel Castro, en reconocimiento a los ensayos escritos desde La historia me absolverá así como por los escritos referidos a la situación mundial y de Cuba en particular, pues «constituyen un ejemplo para llegar a valoraciones certeras de la historia de Cuba y del mundo contemporáneo».
Lo que de alguna manera puede explicar el Premio, según algunas fuentes, son los artículos de contenido histórico que Castro escribió y publicó en los últimos meses en la sección Reflexiones de Fidel, del Granma. Así, hay uno titulado «La gran crisis de los años 30», aparecido en diciembre pasado, en el que repasa con una escandalosa simplicidad los hechos referidos a la Gran Depresión para hacer un paralelo con la crisis actual y el destino de China. En otro texto, titulado «Las dos Coreas (Partes 1 y 2)» realiza un recuento histórico de Corea en el siglo XX y cómo la intervención norteamericana afectó su desarrollo. De paso, aprovecha para criticar a Japón por sus acciones pasadas en la guerra y aunque reconoce el potencial económico japonés, en ningún momento —como es predecible— hace mención a la intervención norteamericana en 1945 y su ayuda para levantar a este país de las ruinas. Así son los textos históricos de Fidel que la institución oficial de historiadores cubanos ha premiado: tendenciosos e ideologizados.
Además, según lo anuncia el periódico oficial Granma, Castro se ha convertido en un best seller con su libro La paz en Colombia. Este galardón se suma al Premio Nacional de Periodismo «José Martí» que recibió Castro el pasado mes de agosto. Si bien es cierto que las instituciones culturales suelen homenajear a los dignatarios, es la primera vez que se otorga premios de esta naturaleza a quien gobierna el país, lo cual dice bastante de la autonomía académica de la historiografía cubana.