Durante los cinco años que Alfredo Mazzorotolo acompañó a Eva Perón en su calidad de fotógrafo oficial, logró almacenar una considerable cantidad de negativos. Sin embargo, la caída del peronismo y los regímenes que lo siguieron, hostiles a la imagen de Evita, lo obligaron a ocultar y enterrar los negativos. Estos le fueron entregados en 1998 a su hija María Teresa, quien los reveló, organizó y seleccionó en una muestra que fue abierta al público en 2001.
Las fotografías muestran a la Primera Dama en medio de su agitada vida pública: inauguraciones, charlas, audiencias, etc. Muchas de estas imágenes no fueron a la prensa, por lo cual se mantuvieron inéditas hasta hace poco. Los negativos y las fotografías forman parte de la colección «Evita, por Alfredo Mazzorotolo» administrada por María Teresa Mazzorotolo y se ha creado una web que promueve dicha colección. La colección permitió además la realización de un documental.