La decisión del Vaticano de perdonar de la excomunión al clérigo Richard Williamson ha removido uno de los temas más espinoso para la Iglesia Católica: su posición frente al Holocausto. Originalmente, Richardson, junto con otros cuatro obispos de la Sociedad Pío X, organización que busca la restauración del catolicismo decimonónico, habían sido excomulgados por haber sido ordenados en 1988 sin autorización previa. Con el perdón papal, lo que se buscaba es atraer a la Sociedad Pío X al seno de la Iglesia y unificarla.
Una de las primeras voces fuertes en salir al frente de este aparente perdón fue la canciller alemana Angela Merkel, quien emplazó a la Santa Sede y al Papa, oriundo también de Alemania, a que definiera una posición enérgica contra aquellos que niegan el Holocausto. «El Papa y el Vaticano deben aclarar sin que quede duda alguna que no puede haber negación [del Holocausto] y que las relaciones con la comunidad judía deben ser positivas». Para Williamson, el Holocausto, entendido como la matanza sistemática de seis millones de judíos a manos de los nazis, no era tal, sino a lo más, la muerte de 200 mil a 300 mil víctimas, las cuales murieron en los campos de concentración mas no en las cámaras de gas pues estas no habrían existido.
Hace pocas horas, el Vaticano emitió un comunicado por el cual se señalaba que el Papa desconocía las declaraciones de Williamson sobre el Holocausto al momento de perdonar su excomunión. El tema no termina ahí. Al parecer, la actitud inicial de la Iglesia acerca de Williamson ha dado lugar a la crítica de grupos internos acerca de la cercanía que estaba tomando la Santa Sede con grupos ultraconservadores, como la Sociedad Pío X, que tenía como una de sus figuras más visibles a Marcel Lefebvre, conocido por su rechazo a los postulados del Concilio Vaticano II.