“Paraíso de de nudistas Machupicchu: Hippis” parece un titular de los últimos días que describe el extraño fenómeno de calatos en Machu Picchu. Sin embargo, este artículo apareció en El Comercio del Cusco de 1 de junio de 1971, durante el “boom” de turismo internacional que tuvo lugar en la Ciudad Imperial de las décadas de 1960 y 1970 [1]. El titular de 1971 enfatiza que el fenómeno de “turismo del hippie” –mejor dicho, de “turismo contracultural” – en el Cusco no es nuevo. Y también nos ayuda a entender mejor los efectos no previstos de presentar Machu Picchu al mercado internacional turístico como un sitio de lo exótico y la aventura.
Al igual que hoy, la llegada de hippies no era parte original del “plan” del desarrollo turístico en el Cusco de los 60s y 70s. Desde el primer gobierno de Belaúnde, el estado peruano empezó a tomar un rol más activo en el desarrollo del turismo. Estos esfuerzos fueron ampliados intensivamente durante el gobierno de Velasco Alvarado, cuando el régimen militar implementó el Plan COPESCO [2]. Creado con la asesor de la UNESCO, el Plan COPESCO prometía implementar una estrategia total para desarrollar el turismo cultural en los departamentos de Cusco y Puno. Según los planes de COPESCO, el turismo cultural se convertiría en un motor de desarrollo económico y social que se aplicaría en paralelo con la Reforma Agraria.
A pesar del objetivo de usar el turismo como herramienta para logar el tan ansiado desarrollo social, el gobierno se enfocó en llevar turistas de las clases altas norteamericanas y europeas a Cusco. Según los planes de COPESCO, la llegada del turismo internacional produciría un factor económico multiplicador que podría aumentar el desarrollo más rápidamente. Un informe de COPESCO publicado en el junio de 1971 declaró que el turista más deseable era: “el hombre de negocios o el profesional entre 35 y 40 años de edad, con un alto grado de educación y nivel cultural. Casi seguro este hombre viaja acompañado de su familia” [3]. Los nuevos esfuerzos del gobierno nacional y el inicio del servicio de jet aéreo en 1968 fueron dos hechos importantes para los cusqueños, quienes, desde la década 1920, presionaron al estado para que desarrollara el turismo en el Cusco. Finalmente, después de casi medio siglo, los cusqueños por fin podían celebrar la promesa de transformar su región en un destino del “jet set” moderno.
Sí, muchos de los turistas que llegaron al Cusco en las décadas de 1960 y 1970 eran los viajeros “cultos” deseados por los promotores del turismo. Sin embargo, otros viajeros también comenzaron a llegar al Perú. El Comercio de Lima publicó una serie noticias en julio de 1972 donde reportaba la llegada de “viajeros de caballo largo, bluejeans gastados o vestidos de tela floreada”. El artículo concluía observando: “En la era de acuario, Machu Picchu es uno de los lugares sagrados del mundo. Queda un poco lejos para convertirse de un día para otro en un nuevo Katmandú” [4]. A pesar de quienes esperaban obtener algún beneficio de la nueva economía producida por los mochileros, la mayoría de los cusqueños fueron sorprendidos por la ola de hippies viajeros. Las actividades de los nuevos viajeros crearon desafíos para los responsables del mantenimiento de los sitios arqueológicos (un problema que todavía existe hoy en día). Manuel Chávez Ballón, el director de obras y museos para el Patronato Departamental de Arqueología del Cusco, expresó su pesar por “los llamados mochileros, ‘Qepiris’ y Hippies, que no quieren pagar por nada y crean problemas en todo al querer burlar los controles”, en su informe sobre el estado de Machu Picchu entre 1967 y 1971. Peor aún, Chávez Ballón señaló que “muchas veces, hacen sus necesidades dentro de las ruinas por no contarse con un baño.” Finalmente, Chávez Ballón escribió: “En las noches y ciertas horas del día, los turistas libres suelen desnudarse o dedicarse a explorar lugares difíciles” [5]. ¿Notan ustedes un patrón similar?
Después de los informes sobre nudistas en Machu Picchu, El Comercio del Cusco advirtió a los padres cusqueños sobre la amenaza que representaban los hippies. “El ‘hippismo’, que nacido en el occidente norteamericano, al igual que el rocanrolerismo y otras formas de la inconducta juvenil, se ha extendido por América amenazado acabar con los elementos más vitales de la nación”, documentó el diario cusqueño [6]. Informes sobre uso de drogas circulaban en la prensa cusqueña durante la década 1970 (ver imagen) [7]. La preocupación por los hippies también se apreció en la prensa limeña. La Prensa publicó un artículo el 18 de abril de 1973 que documentó qué albergues en la zona de Machu Picchu, “fueron convertidas en ‘refugios’ por grupos de hippies que pasaban ahí semanas y realizaban todo tipo de orgías” [8]. ¿Cómo políticas desarrolladas para atraer turistas de élite terminaba trayendo este tipo de viajeros?
Para atraer los turistas deseados de los Estados Unidos y Europa, los promotores del turismo desplegaron una serie de imágenes que presentaban a Machu Picchu como un lugar exótico. Materiales, propaganda, y guías de turismo usaron falsas narrativas –muchas de ellas creadas por Hiram Bingham que describían Machu Picchu como Tampu Tocco (el lugar donde se originaron los Incas) y la última capital del Tawantinsuyu– para así crear interés en los mercados turísticos. La propaganda del estado presentó a Machu Picchu como la “ciudad perdida de los Incas”. Otra propaganda publicada por AeroPerú en el New York Times describió el Perú como, “the most mysterious country on earth” (el país más misterioso del mundo)” [9]. Las imágenes de Machu Picchu y del Perú como lugares exóticos se trasladaron a la cultural popular y contracultural. Canciones interpretadas por Simon y Garfunkel, películas dirigidas por Werner Herzog, y más fuentes culturales brindaron una imagen de la cultura andina como algo exótico a muchos hippies y viajeros contraculturales. Ellos llegaron al Cusco en busca de esa experiencia exótica.
Lamentablemente, la narrativa del turismo en el Cusco no ha cambiado mucho después de los años 1970. Hay que notar que muchos guías y promotores del turismo en el Cusco hacen un gran esfuerzo para dar a los viajeros información precisa y verdadera. Sin embargo, el “producto turístico místico” que se vende en los mercados internacionales celebra a Machu Picchu como un lugar exótico y spiritual. Entiendo que los calatos son culpables por no respetar un sitio histórico importante como no son culpables las autoridades que tratan de proteger Machu Picchu. Sin embargo, los recientes incidentes y sus antecedentes históricos deben llevarnos a reconocer el compromiso de enseñar y hablar sobre los Incas no como una civilización mística, exótica y extraña. Hay que subrayar que los pueblos que construyeron Machu Picchu tienen una historia similar a otras civilizaciones. Si no trabajamos para cambiar las falsas impresiones del pasado peruano que todavía dominan las narrativas turísticas, no debemos sorprendernos cuando lleguen viajeros “exóticos” en busca de un Machu Picchu igual –y equívocadamente– exótico.
Notas
[1] “Paraíso de nudistas Machupicchu: Hippis,” El Comercio del Cusco (ECC), 1 de junio de 1977, 1.
[2] Se debe notar que el Plan COPESCO fue aprobado en los meses finales del gobierno de Belaúnde. Sin embargo, la mayoría de las actividades y la financiación del proyecto empezaron en 1969 durante el gobierno militar.
[3] Jorge Merino Silva, COPESCO, Estudio General del Trabajo (Parte I): El Turismo en Sud América con especial énfasis en el Perú, (junio d 1971), 115. Archivo MINCETUR, Dirección Nacional del Turismo, Estudio de Estrategia Turística, VIII-XIII, Caja 4.
[4] Luis Delboy, “Machu Picchu: La Otra Tierra Prometida,” El Comercio de Lima, Dominical, 16 de julio de 1972.
[5] Biblioteca del Centro Bartolomé de las Casas, Manuel Chávez Ballón, Informe Machupijchu: De 1967 a 1971, (Cusco: Patronato Departamental de Arqueología del Cusco, 1971), 15.
[6] Ernesto Valdivia Pezo, “Influencia negativa en la juventud,” ECC, 22 de junio de 1971, 2.
[7] Por ejemplo: “Hallan marihuana en poder de hippie,” ECC, 5 de septiembre de 1972, 1; “Hippies Abusaron: Los hicieron dormir,” El Sol, 22 de mayo de 1973, 13.
[8] Germán Alatrista, “Instalarán Centros de Información En las Atalayas de Machu Picchu,” La Prensa, 18 de abril de 1973, 26.
[9] Display ad 1239, New York Times, April 13, 1975, 252.
Mark Rice es candidato del doctorado de Historia Latinoamericana de State University of New York at Stony Brook. Su tesis doctoral investiga la historia del desarrollo del turismo en el Cusco. Desde agosto de este año ocupará el puesto de Assistant Professor en el Departamento de Historia del Baruch College de City University of New York. <mcrice6@gmail.com>
Las imágenes fueron cedidas por el autor. La foto de la cabecera, que muestra Machu Picchu en 1913, proviene de National Geographic.